“En aquel tiempo, los pastores
fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en
el pesebre.
MARTES 1 DE ENERO 2013
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA PAZ
1ª Lectura: Números
6,22-27
Salmo 66: “El Señor
tenga piedad y nos bendiga”
2ª Lectura: Gálatas
4,4-7
PALABRA DEL DÍA
Lucas 2,16-21
“En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén
y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían
los pastores. Y María conservaba todas esas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a
Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño,
y le pusieron por nombre Jesús, como le había llamado el ángel antes de su
concepción”.
Versión para América Latina
extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al
recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción”.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción”.
REFLEXIÓN
Jesús fue el nombre escogido por el cielo para designar al Mesías.
Sabemos toda la fuerza que tiene este nombre bendito. Decir Jesús puede ser
para nosotros la mejor bendición. Con el nombre de Jesús nos protegemos. Con el
nombre de Jesús confesamos nuestra fe, porque estamos confesando que en Jesús, Yahvé nos salva. Con el nombre
de Jesús rezamos, pero siempre que se haga desde el espíritu: “Porque nadie
puede decir: ¡Jesús es Señor! Sino por influjo del Espíritu Santo” (1 Cor
12,3). Con el nombre de Jesús evangelizamos, porque “no hay otro nombre por el
cual el hombre pueda ser salvado” (Hch 4,12).
Sólo
una mirada agradecida y suplicante a María. Toda la gracia y la bendición de
Dios pasó por ella. Ella colaboró activamente con su docilidad y su entrega,
con su acogida y disponibilidad, con la fuerza de su fe y de su amor. Fue
siempre: “La mujer dócil a la voz del Espíritu… la que supo acoger como Abrahán
la voluntad de Dios” “Esperando contra toda esperanza”. La bendecida por el Señor.
“El Señor te bendiga y te proteja,
Ilumine su rostro sobre ti
Y te conceda su favor;
El Señor se fije en ti
Y te conceda la paz” (Núm 6,22ss)
Cada año, cada día, cada instante necesitamos la
bendición de Dios: que ilumine su rostro sobre nosotros, que nos proteja y nos
conceda su favor, que no parte sus ojos de nosotros, esos ojos grandes que
envuelven en amor y que penetran hondo, pacificando.
Dios bendice desde el principio: “Y los bendijo Dios”.
Bendice Dios para que vivamos y para que seamos felices en nuestra tarea.
Bendición es el deseo de Dios expresado en palabras buenas. Pero la palabra que
dios dice, se cumple. Cada palabra suya es como un beso de amor creativo. Dice,
por ejemplo: ¡vive!, y el hombre empezó a ser. Dice: ¡no temas!, y se acabaron
los miedos. Dice: ¡paz!, y la alegría nadie nos la puede quitar. Dice:
¡Espíritu!, y empezamos a renacer. ¡Bendícenos hoy, Señor!
ENTRA Y ORA EN TU
INTERIOR
Lucas concluye su relato del nacimiento
de Jesús indicando a los lectores que «María
guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón». No conserva
lo sucedido como un recuerdo del pasado, sino como una experiencia que
actualizará y revivirá a lo largo de su vida.
No es una observación gratuita. María es
modelo de fe. Según este evangelista, creer en Jesús Salvador no es recordar
acontecimientos de otros tiempos, sino experimentar hoy su fuerza salvadora,
capaz de hacer más humana nuestra vida.
Por eso, Lucas utiliza un recurso
literario muy original. Jesús no pertenece al pasado. Intencionadamente va
repitiendo que la salvación de Jesús resucitado se nos está ofreciendo “HOY”,
ahora mismo, siempre que nos encontramos con él. Veamos algunos ejemplos.
Así se nos anuncia el nacimiento de
Jesús: “Os ha nacido hoy
en la ciudad de David un Salvador”.
Hoy puede nacer Jesús para nosotros. Hoy puede entrar en nuestra vida y
cambiarla para siempre. Con él podemos nacer a una existencia nueva.
En una aldea de Galilea traen ante Jesús
a un paralítico. Jesús se conmueve al verlo bloqueado por su pecado y lo sana
ofreciéndole el perdón: “Tus pecados quedan perdonados”. La gente reacciona
alabando a Dios: “Hoy
hemos visto cosas admirables”. También nosotros podemos experimentar hoy el
perdón, la paz de Dios y la alegría interior si nos dejamos sanar por Jesús.
En la ciudad de Jericó, Jesús se aloja en
casa de Zaqueo, rico y poderoso recaudador de impuestos. El encuentro con Jesús
lo transforma: devolverá lo robado a tanta gente y compartirá sus bienes con
los pobres. Jesús le dice: “Hoy
ha llegado la salvación a esta casa”. Si dejamos entrar a Jesús en nuestra
vida, hoy mismo podemos empezar una vida más digna, fraterna y solidaria.
Jesús está agonizando en la cruz en medio
de dos malhechores. Uno de ellos se confía a Jesús: “Jesús, acuérdate de mí
cuando estés en tu reino”. Jesús reacciona inmediatamente: “Hoy estarás conmigo en
el paraíso”. También el día de nuestra muerte será un día de salvación. Por fin
escucharemos de Jesús esas palabras tan esperadas: descansa, confía en mí, hoy
estarás conmigo para siempre.
Hoy comenzamos un año nuevo. Pero, ¿qué
puede ser para nosotros algo realmente nuevo y bueno? ¿Quién hará nacer en
nosotros una alegría nueva? ¿Qué psicólogo nos enseñará a ser más humanos? De
poco sirven los buenos deseos. Lo decisivo es estar más atentos a lo mejor que
se despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. No hay que
esperar a nada. Hoy mismo puede ser para mí un día de salvación.
José
Antonio Pagola (En Eclesalia)
ORA EN TU INTERIOR CON
EL PADRE NUESTRO DE LA PAZ
Y
ahora, una vez que tú estás bendecido, dedícate a bendecir. Si Dios ha puesto
su luz en ti, irradia. Si Dios te ha pacificado, siembra la paz. Así como Dios
nos ama para que nos amemos, Dios nos bendice para que bendigamos, para que
lleguemos a ser una bendición. Que cuando te acerques a otro, sienta que sale
de ti una irradiación benéfica y pacificadora. Y cuando alguien se acerque a
ti, que tú le acojas entrañablemente y le digas bien, le digas cosas buenas,
bonitas, y pueda volver gozoso. Y si tú no te atreves a bendecir, dile eso: que
Dios te bendiga, pero de verdad.
PADRE que
miras por igual a todos tus hijos a quienes
ves enfrentados.
NUESTRO: de todos, sea
cual sea nuestra edad, color o lugar de nacimiento.
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS,
y en la tierra, en cada hombre, en los humildes y en los que sufren.
SANTIFICADO SEA TU
NOMBRE pero no con el estruendo de las armas, sino con el susurro del corazón.
VENGA A NOSOTROS TU
REINO, el de la paz, el del amor. Y aleja de nosotros los reinos de la tiranía
y de la explotación.
HÁGASE TU VOLUNTAD
siempre y en todas partes. En el cielo y en la tierra. Que tus deseos no sean
obstaculizados por los hijos del poder.
DANOS EL PAN DE CADA DÍA
que está amasado con paz, con justicia, con amor. Aleja de nosotros el pan de
cizaña que siembra envidia y división.
DÁNOSLE HOY porque
mañana puede ser tarde, la guerra amenaza y algún loco puede incendiarla.
PERDÓNANOS no como
nosotros perdonamos, sino como Tú perdonas.
NO NOS DEJES CAER EN LA
TENTACIÓN de almacenar lo que no nos diste, de acumular lo que otros necesitan,
de mirar con recelo al otro.
Expliquemos el Evangelio a los niños
Imágenes proporcionadas por Catholic.net