“La multitud que lo oía se preguntaba
asombrada: -¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?
5 DE JULIO
DOMINGO XIV DEL TIEMPO
ORDINARIO (CICLO B)
1ª Lectura: Ezequiel 2,2-5
Son un pueblo rebelde,
sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.
Salmo: 122 “Nuestros ojos
están en el Señor, esperando su misericordia.
2ª Lectura: 2ª Corintios
12,7-10
Presumo de mis debilidades,
porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.
PALABRA DEL DÍA
MARCOS 6.1-6
“En aquel tiempo, fue Jesús a su
pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar
en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: -¿De dónde saca
todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus
manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José
y Judas y simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y esto les
resultaba escandaloso. Jesús les decía: -No desprecian a un profeta más que en
su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro,
solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de
fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando”.
Versión para América Latina,
extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Jesús
salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
Cuando
llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo
escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué
sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan
por sus manos?
¿No
es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de
Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús
era para ellos un motivo de tropiezo.
Por
eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su
familia y en su casa".
Y
no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos,
imponiéndoles las manos.
Y
él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los
alrededores, enseñando a la gente.”
REFLEXIÓN
Son impresionantes los relatos
bíblicos de la vocación de los profetas, y en este domingo 14 Ordinario,
tenemos, en la primera lectura, la llamada a Ezequiel. El profeta recibe
directamente de Dios un mensaje a través del Espíritu que le invade. Esta presencia
del Espíritu en el texto se debe probablemente a que en Ezequiel está
especialmente vivo el aspecto de la trascendencia divina. A Dios nadie le puede
ver el rostro (Ex 33,20) y se comunica con los hombres y mujeres a través de
diferentes medios como, por ejemplo, su Espíritu. Es una teología propia de
Ezequiel, que a pesar de separar de la esfera humana de algún modo a Dios,
tiene una virtud: al subrayar la distancia que existe entre la esperanza y
posibilidades humanas, y la voluntad y el poder de Dios, suscita confianza.
Al contrario que Jeremías e Isaías,
Ezequiel no opone resistencia, lo mismo que Pablo en esta segunda parte de la
segunda Corintios, una fuerte crisis azota a la comunidad. La autoridad de
Pablo es fuertemente cuestionada por unos adversarios del apóstol, y esto
amenaza la fe de los corintios y su modo de vida según el evangelio que les
había predicado. Pablo, se defiende
reconociendo justo aquello que pone de manifiesto su debilidad, pero hay
unas maravillosas palabras, que sirven para tu vida y la mía, cuando no puedes
con los problemas y las dificultades que la vida te da a diario: -TE BASTA MI
GRACIA; LA FUERZA SE REALIZA EN LA DEBILIDAD-. Estas palabras, deberían
animarnos a testificar a Cristo como “el Verbo que existía desde el principio”.
Los seguidores y las seguidoras de
Jesús de Nazaret somos unos afortunados, mejor, unos agraciados por habernos
encontrado con Él, haber escuchado su llamada y haber dispuesto de muchas
oportunidades para seguirlo, continuando su misión sanadora en el mundo
Esta misión no es otra que
conseguir que todas las mujeres y todos los hombres seamos cada día un poco más
libres y, en consecuencia, más felices. Esto no fue sencillo ni fácil para
Jesús y por eso tampoco lo es para nosotros.
Los profetas son personas, hombres
y mujeres que, escuchando lo que sucede a su alrededor y cómo eso está
afectando no solo a la vida individual sino también a la vida colectiva, la de
todas las personas, reflexionan, deciden y actúan con otros de cara a lo que
puede ser mejor para todos.
Jesús “se extrañó de su falta de
fe” en su tierra, en aquellos que Él tan bien conocía desde siempre, por eso,
denuncia lo que hay, lo que está sucediendo a su alrededor (las personas que
más lo están sufriendo) y anuncia –sana- que esto se puede cambiar.
ENTRA EN TU INTERIOR
NO DESPRECIAR AL PROFETA
El relato no
deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo,
entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Llega a Nazaret,
acompañado de sus discípulos, y nadie sale a su encuentro, como sucede a veces
en otros lugares. Tampoco le presentan a los enfermos de la aldea para que los
cure.
Su
presencia solo despierta en ellos
asombro. No saben quién le ha podido enseñar un mensaje tan lleno de sabiduría.
Tampoco se explican de dónde proviene la fuerza curadora de sus manos. Lo único
que saben es que Jesús era un trabajador nacido en una familia de su aldea.
Todo lo demás «les resulta escandaloso».
Jesús se siente «despreciado»: los suyos no le
aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios. Se han hecho una
idea de su vecino Jesús y se resisten a abrirse al misterio que se encierra en
su persona. Jesús les recuerda un refrán que, probablemente, conocen todos: «No
desprecian a un profeta mas que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
Al mismo tiempo,
Jesús «se extraña de su falta de fe». Es la primera vez que experimenta un
rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo. No
se esperaba esto de los suyos. Su incredulidad llega incluso a bloquear su
capacidad de curar: «no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos
enfermos».
Marcos no
narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para
advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado
precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus
ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de
su persona.
¿Cómo
estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»? En medio de un mundo que
se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y superficial? ¿no
vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje? ¿no
es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora? ¿no tenemos el
riesgo de apagar su Espíritu y despreciar su Profecía?
Ésta la preocupación
de Pablo de Tarso: «No apaguéis el Espíritu, no despreciéis el don de Profecía.
Revisadlo todo y quedaos sólo con lo bueno» (1 tesalonicenses 5, 19-21). ¿No
necesitamos algo de esto los cristianos de nuestros días?
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Nunca debemos conformarnos con las
cosas por el mero hecho de que son como las hemos conocido toda la vida;
siempre se pueden mejorar para ayudar a las personas que las estemos viviendo
en este tiempo. Por ejemplo, el ejercicio de la autoridad a todos los niveles;
la forma y el tiempo de trabajo remunerado y la dedicación al trabajo creativo
y solidario con personas y colectivos más desfavorecidos, etc. Siempre debemos
procurar dejar las cosas mejor que nos las hemos encontrado.
ORACIÓN FINAL
Al tocar la
luz del día de mis ojos, Señor, mi corazón se levanta hacia ti en busca de tu
mirada.
Escucha las
palabras de quien siente la vida de nuevo, y estate atento, Señor: sé cercano a
mi mano abierta.
Da respuesta
a mi pregunta, ayúdame en mi inquietud.
Tú que eres
mi Señor, y mi Dios en quien yo confío.
A ti abro mi
ser, mis ganas de vivir; de mañana, en tus manos pongo mis miedos; de mañana,
en tus ojos pongo la pureza y sinceridad de mi búsqueda; de mañana, en tu
camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz,
Señor, tú que eres bueno, y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.
(Página central hoja dominical “Eucaristía”)
Expliquemos el Evangelio a
los niños.
Imágenes de Fano.
Imágenes proporcionadas por
Catholic.net
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