sábado, 17 de noviembre de 2012

2 DE DICIEMBRE: PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

 



“…Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación…”

2 DE DICIEMBRE

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO

1ª Lectura: Jeremías 33,14-16

Salmo 24: “A ti, Señor, levanto mi alma”

2ª Lectura: 1ª Tesalonicenses 3,12-4,2

LECTURA DEL DÍA

Lucas 21,25-28

 “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”.




Versión para Latinoamérica extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre” .      

                                  

REFLEXIÓN

PESIMISMO Y ESPERANZA. Todos vivimos con la mirada puesta en el futuro. Desde nuestro presente, marcado por los problemas de la crisis, la desesperanza, el desengaño y el pesimismo, siempre pensamos en lo que nos espera. No solo eso. En el fondo, casi todos andamos buscando algo mejor, una seguridad, un bienestar mayor. Queremos que todo nos salga bien y, si es posible, que nos vaya mejor. Es  esa confianza básica la que nos sostiene en el trabajo y los esfuerzos de cada día.
            Por eso, cuando la esperanza se apaga, se apaga también la vida. La persona ya no crece, no busca, no lucha. Al contrario, se empequeñece, se hunde, se deja llevar por los acontecimientos. Si se pierde la esperanza, se pierde todo. Por eso, lo primero que hay que cuidar es el corazón de la persona, en el seno de la sociedad o en la relación con Dios es la esperanza.
            La esperanza es la única manera de enfocar el futuro de forma positiva, por eso, lo primero es mirar hacia adelante. No quedarnos en lo que ya pasó. No vivir de recuerdos o nostalgias. No quedarnos añorando un pasado tal vez más dichoso, más seguro o menos problemático. Es ahora cuando hemos de vivir afrontando el futuro de manera positiva.
            La esperanza no es una actitud pasiva, es un estímulo que impulsa a la acción. Quien vive animado por la esperanza no cae en la inercia. Al contrario, se esfuerza por cambiar la realidad y hacerla mejor. Quien vive con esperanza es realista, asume los problemas y las dificultades, pero lo hace de manera creativa, dando pasos, buscando soluciones y contagiando confianza.
NO MATEMOS LA ESPERANZA. Jesús fue un creador incansable de esperanza. Toda su existencia consistió en contagiar a los demás la esperanza que él mismo vivía desde lo más hondo de su ser. Hoy escuchamos su grito de alerta: “Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Pero tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación por el dinero”.
            Que tentador resulta siempre adaptarnos a la situación, instalarnos confortablemente en nuestro pequeño mundo y vivir tranquilos, sin mayores aspiraciones. Casi inconscientemente anida en nosotros la ilusión de poder conseguir la propia felicidad sin cambiar para nada el mundo. Pero no lo olvidemos: “Solamente aquellos que cierran sus ojos y sus oídos, solamente aquellos que se han insensibilizado, pueden sentirse a gusto en un mundo como este”
            Quien ama de verdad la vida y se siente solidario de todos los seres humanos sufre al ver que todavía una inmensa mayoría no puede vivir y somos conscientes de que algo va mal, muy mal. Hemos de seguir buscando el reino de Dios y su justicia.
ENTRA EN TU INTERIOR


INDIGNACIÓN Y ESPERANZA
Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará "signos" de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los "acontecimientos cósmicos" que se puedan producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte

El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos "Dios".

No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El "último día" no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: "Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.

Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. "Tened cuidado: que no se os embote la mente" . No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. "Estad siempre despiertos" . No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.
 
José Antonio Pagola
                Los últimos de la tierra son quienes mejor pueden comprender el mensaje de Jesús: “Dichosos los que lloran, porque de ellos es el reino de Dios”. Estos hombres y mujeres, cuya existencia es hambre y miseria, están esperando algo nuevo y diferente que responda a sus anhelos más hondos de vida y de paz.
            Un día “el sol, la luna y las estrellas temblarán” , es decir, todo aquello en que creíamos poder confiar para siempre se hundirá. Nuestras ideas de poder, seguridad y progreso se tambalearán. Todo aquello que no conduce al ser humano a la verdad, la justicia y la fraternidad se derrumbará, y “en la tierra habrá angustia de las gentes”.
            Pero el mensaje de Jesús no es de desesperanza para nadie: Aun entonces, en el momento de la verdad última, no desesperéis, estad despiertos, manteneos en pie, poned vuestra confianza en Dios. Viendo de cerca el sufrimiento cruel de aquellas familias con todos sus miembros en paro, viendo de cerca el sufrimiento de los que han perdido su vivienda, viendo de cerca el sufrimiento de los que pasan hambre, de los emigrantes, de los ancianos y enfermos, de todos los que pasan por cualquier necesidad.
ORA EN TU INTERIOR

  • Señor Jesús, ven a nuestro mundo dividido e insolidario y alienta en todos el espíritu de justicia y de amor.
  • Señor Jesús, ven a nuestra Iglesia que te necesita y te quiere, y haz de ella un signo de esperanza y de misericordia.
  • Señor Jesús, ven a nuestras comunidades y nuestras familias y alienta en ellas tu espíritu de vida y amor.
  • Señor Jesús, ven y visita a cuantos sufren, a cuantos están desanimados y desesperanzados, a cuantos están desesperados y alienta en ellos la fuerza de tu Espíritu.
  • Señor Jesús, ven a todos nosotros, para que sepamos prepararnos a tu venida y demos testimonio de ti.

ORACIÓN

        Mantengámonos de pie y alertas porque en este mundo concreto y real que nos toca vivir, en este aquí y ahora de nuestra historia, se estás produciendo un gran acontecimiento: llega el Hijo del Hombre para que toda la tierra rebose de justicia.
      Caminemos con esperanza porque este es nuestro tiempo…

 


Expliquemos el evangelio a los niños


Imágenes proporcionadas por Catholic.net
 






 

 
 



 

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