martes, 23 de abril de 2013

V DOMINGO DE PASCUA - V SEMANA DE PASCUA


 
 
 
QUINTA SEMANA DE PASCUA

Para que los hombres entren en comunión con él, Dios quiere darse a conocer o, según la palabra bíblica, revelarse, desvelarse. Para lograrlo, y siguiendo el instinto de todo amor, Dios busca los medios de vivir con el ser amado. Se hace hombre: sale de sí mismo y se despoja, de alguna manera, de su trascendencia. Ese es el misterio. Su extravagancia racional provoca precisamente en nosotros lo que llamamos la fe. La fe no es consentimiento teórico a una verdad abstracta, sino participación del ser Dios, dado en comunión.
            Sobre este trasfondo hay que captar el misterio de la Iglesia. A través de los tiempos, la Iglesia es la historia de la palabra única entregada por Dios en Jesucristo. “¡El reino ha llegado a vosotros!. La Palabra de Dios no tiene más palabras para hacerse oír que palabras de hombres que balbucean el misterio revelado; pero en estas palabras que dudan se pueden ya oír la voz eterna. El amor no tiene otro lugar donde realizarse que los gestos de los hombres y mujeres que intentan amar; pero en estas vidas aún confusas se efectúa ya el gran gesto de Dios.
            El tiempo de la Iglesia se confunde con el de espera y la esperanza. La referencia de la Iglesia a lo Por-venir, al Reino, es tan decisiva como la referencia al hecho pasado de Jesús. Sin duda, la Iglesia recuerda, y su fe es memoria, herencia; pero, al mismo tiempo, está orientada a la futura consumación. Y aunque viva ya la visión del cara a cara. Dios se ha revelado de una vez por todas y, sin embargo, a la Iglesia no le bastará todo el tiempo de la Iglesia es el de la humilde invocación: “¡Venga tu Reino!”. Con la seguridad que le da Cristo, ella ofrece ya al Reino la posibilidad de llegar a los hombres, pero sin jamás poder agotarlo.
            Sois el Cuerpo de Cristo, ¡y no hay que profanar el amor!
            Sois la Viña plantada por Dios, ¡y no debéis nutriros de fuentes estériles!
            Sois el pueblo consagrado, ¡y no podéis coquetear con el mundo caduco! ¡Señor, ten piedad de nosotros!.
 








. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros”.

28 DE ABRIL

DOMINGO 5º DE PASCUA


OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS
JORNADA Y COLECTA MUNDIAL DE VOCACIONES NATIVAS

1ª Lectura: Hechos 14,21B-27

Salmo: 144: “Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey”

2ª Lectura: Apocalipsis 21,1-5a

PALABRA DEL DÍA

JUAN 13,31-33ª.34-35

“Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: -Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.

Versión para Latinoamérica extraída de la biblia del Pueblo de Dios

“Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él.
Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.
Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman unos a otros.”

REFLEXIÓN

NO PERDER LA IDENTIDAD

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: «Hijitos míos, me queda poco de estar con vosotros». La comunidad es pequeña y frágil. Acaba de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se quedan sin el Maestro?

Jesús les hace un regalo: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado». Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos.

Por eso, Jesús añade: «La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros». Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad.

Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la "cultura del intercambio". Las personas se intercambian objetos, servicios y prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que "el amor es un fenómeno marginal en la sociedad contemporánea". La gente capaz de amar es una excepción.

Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que predomina con frecuencia entre nosotros.

Si la Iglesia "se está diluyendo" en medio de la sociedad contemporánea no es sólo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano.

Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano.

José Antonio Pagola

 
ENTRA EN TU INTERIOR

            El mandamiento de Dios, y Juan nos lo repite, es que creamos en Jesús y que nos amemos unos a otros.
            Creer en Jesús de manera que tengamos plena confianza en Dios. El que cree no tiene miedo. Se sabe pequeño e inútil, pero confía; no en sus capacidades, sino en la fuerza del Espíritu.
            El que cree confía incluso a pesar de su pecado, porque conoce la misericordia de Dios, sabe que su Corazón es más grande que nuestra conciencia. El pecado no es un obstáculo para la unión con Cristo si confías y si te dejas podar, si te dejas quemar.
            Creer también es amar. La fe y la caridad son hermanas que van siempre unidas y mutuamente se ayudan y enriquecen. San Juan lo expresa de muchas maneras, pero la razón última es que Dios es amor, quien cree en el amor no puede por menos que abrirse al amor. Y quien vive en el amor se llena de conocimiento y de luz, le resulta muy fácil creer.
ORACIÓN FINAL
            Señor, tú me dices: “Mi mandamiento es que os améis”. Para que tu Iglesia no tenga más preocupación que la de amar cada vez con más pasión:  ¡Señor, dame tu Espíritu!.
            “Os doy un mandamiento nuevo”, nos dijiste: para que todo rastro de envejecimiento dé paso al amor que no tiene fin. ¡Señor, dame tu Espíritu!.
“Amaos como yo os he amado”: para que la audacia de un amor sin reservas sea la señal de que tú estás conmigo. ¡Señor, dame tu Espíritu!.
Espliquemos el Evangelio a los niños
Imágenes proporcionadas por Catholic.Net


 
 
LUNES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

29 DE ABRIL

FIESTA DE SANTA CATALINA DE SIENA. VIRGEN Y DOCTORA

PATRONA DE EUROPA


 

Nació en Siena el día de la fiesta de la Anunciación. A los seis años tuvo una extraordinaria experiencia mística que definió su vocación, entregándose enteramente a Cristo. Siendo muy joven y con cierta dificultad, logró hacerse terciaria de la Orden de Santo donde pese a las consolaciones y visiones, tuvo que vencer pruebas muy duras. Por revelación divina, la santa salió a trabajar por la salvación del prójimo, asistiendo a los enfermos en los hospitales en especial aquellos que padecían enfermedades repugnantes como la lepra. Poco a poco reunió a un grupo de amigos y discípulos formando una "gran familia" y que durante la epidemia de la peste, asistieron a casi todos los enfermos de la ciudad.
La caridad de la santa también se extendía a los condenados a muerte a quienes ayudaba a encontrar a Dios. Santa Catalina fungió exitosamente como moderadora entre la Santa Sede y Florencia pues ésta había formado una liga contra el Vaticano, y que finalmente se llegó a la reconciliación bajo el Papa Urbano VI. Santa Catalina entonces volvió a Siena donde empezó a escribir su famosa obra mística "Diálogo de Santa Catalina" pero paralelamente, la salud de la santa empeoraba obligándola a soportar grandes sufrimientos. Dos años después del fin del cautiverio de los Papas en Aviñon estalló el escándalo del gran cisma, por lo que Santa Catalina se estableció en Roma, donde luchó infatigablemente con oraciones, exhortaciones y cartas, para ganar nuevos partidarios al Papa legítimo.
Pero la vida de la santa tocaba a su fin y en 1380 el 21 de abril, un ataque de apoplejía la dejó semiparalítica y ocho días después murió a los 33 años de edad.



·         1 Juan 1,5-2,2

·         Salmo 102: “Bendice, alma mía, al Señor”


EVANGELIO DEL DÍA

                                                                            Mateo 11,25-30

“Exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

REFLEXIÓN

Un día Jesús sorprendió a todos dando gracias a Dios por su éxito con la gente sencilla de Galilea y por su fracaso entre los maestros de la ley, escribas y sacerdotes. «Te doy gracias, Padre… porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla». A Jesús se le ve contento. «Sí, Padre, así te ha parecido mejor». Esa es la manera que tiene Dios de revelar sus «cosas».
La gente sencilla e ignorante, los que no tienen acceso a grandes conocimientos, los que no cuentan en la religión del templo, se están abriendo a Dios con corazón limpio. Están dispuestos a dejarse enseñar por Jesús. El Padre les está revelando su amor a través de él. Entienden a Jesús como nadie.
Sin embargo, los «sabios y entendidos» no entienden nada. Tienen su propia visión docta de Dios y de la religión. Creen saberlo todo. No aprenden nada nuevo de Jesús. Su visión cerrada y su corazón endurecido les impiden abrirse a la revelación del Padre a través de su Hijo.
Jesús termina su oración, pero sigue pensando en la «gente sencilla». Viven oprimidos por los poderosos de Séforis y Tiberíades, y no encuentran alivio en la religión del templo. Su vida es dura, y la doctrina que le ofrecen los «entendidos» la hacen todavía más dura y difícil. Jesús les hace tres llamadas.
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados». Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que sienten la religión como un peso, los que viven agobiados por doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. Si se encuentran vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio inmediato: «Yo os aliviaré».
«Cargad con mi yugo… porque es llevadero y mi carga ligera». Es la segunda llamada. Hay que cambiar de yugo. Abandonar el de los «sabios y entendidos» pues no es llevadero, y cargar con el de Jesús, que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exige menos. Exige más, pero de otra manera. Exige lo esencial: el amor que libera de lo que hace daño a las personas.
«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Es la tercera llamada. Hay que aprender a cumplir la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no «complica» la vida, la hace más simple y humilde. No oprime, libera para vivir de manera más digna y humana. Es un «descanso» encontrarse con él.

José Antonio Pagola

MARTES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

30 DE ABRIL

·         Hechos 14,19-28

Las gentes se calman, pero sólo por un momento; ya hay judíos que vienen de Antioquía y de Iconio y revuelven los sentimientos de la versátil multitud. Los que ayer aclamaban a Pablo, hoy le lapidan y le dan por muerto. El que había asistido a la muerte de Esteban recibe a su vez el suplicio; ahora es auténtico testigo del Señor Jesús, que había sido crucificado después de haber entrado triunfante en Jerusalén.

Se ha dado la vuelta a una página. Partidos de Jerusalén, los misioneros se habían dirigido primero al Pueblo de la alianza, pero la mayor parte de los judíos les han dado la espalda. Entonces el Espíritu ha guiado a los apóstoles hacia campos de acción inesperados. Ha abierto “a los paganos la puerta de la fe”. El Espíritu sopla donde quiere. Ahora, la Iglesia debe reunirse y reconocer la obra de aquel que la desborda por todas partes.

·         Salmo 144: “Que tus fieles, señor, proclamen la gloria de tu reinado”.

El salmo 144 emplea fórmulas preexistentes; se le clasifica habitualmente dentro del género de los himnos.


EVANGELIO DEL DÍA

Juan 14,27-31

“Dijo Jesús a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago”.

REFLEXIÓN

Si el evangelio de ayer concluía con la promesa del Espíritu como maestro y mentor de todo lo que Cristo dijo en vida a sus discípulos, el de hoy empieza con otro don de Jesús a los suyos al despedirse de ellos: “La paz os dejo, mi paz os doy: no os la doy como la da el mundo”. La paz de Cristo es el conjunto de todas las bendiciones mesiánicas de la nueva alianza, contenidas en una palabra: vida, y en una realidad clave: salvación de Dios. Como el don de la Paz que otorga Jesús es él mismo, con razón podemos llamar a Cristo “nuestra paz”, como dice san Pablo (Ef 2,14).

MIÉRCOLES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

1 DE MAYO

·         Hechos 15,1-6

La puerta de la fe ha sido abierta a los gentiles, pero ya hay quienes quieren cerrarla. El Espíritu abre a la Iglesia horizontes ilimitados, pero “algunos” venidos de Judea quieren aislarla en su gheto judío.
Un problema fundamental se le plantea a la Iglesia, y no es sólo circuncisión sí o no, sino algo más importante: ¿Cuál es la fuente de la salvación, el hombre o Dios? Dicho de otro modo: ¿Se salva el hombre por la práctica religiosa, por la obediencia a una ley en la que la circuncisión es como el preludio y el símbolo? En una palabra, ¿se salva el hombre por sus propias fuerzas o  la fuente de la salvación se encuentra en Dios? ¿Es la salvación el resultado de una negociación o de la gratuidad divina? ¿Para qué sirve la fe si está subordinada a la circuncisión? ¿Es la cruz de Cristo un desdichado incidente, o bien es la puerta de la vida?.

·         Salmo 121: “Vamos alegres a la casa del Señor”.

Fue en Jerusalén donde se reunieron los apóstoles y los ancianos para discutir el asunto de la entrada de los gentiles en la Iglesia. El salmo 121, canto de peregrinación, expresa perfectamente esa preocupación por la comunión de todas las Iglesias con la Iglesia-madre.


EVANGELIO DEL DÍA

Juan 15,1-8

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos”.

REFLEXIÓN

Con el evangelio de hoy comienza el capítulo 15 de san Juan, la segunda sección del discurso de despedida de Jesús durante la cena. Viene a ser un desarrollo más amplio del capítulo precedente, Jn 14, que veníamos leyendo desde el viernes de la cuarta semana. Si antes habló Jesús de la comunión de vida con los suyos mediante su morada en quien lo ama guardando su palabra y mediante la presencia del Espíritu, ahora acentúa de nuevo esos lazos de unión mediante otro símil: la vid y los sarmientos, tema que nos llevará hasta el sábado.
      “Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada”. La unión con Cristo es la condición indispensable para dar fruto en cristiano porque de él, que es la cepa, viene la savia a los sarmientos.

JUEVES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

2 DE MAYO

·         Hechos 15,7-21

Pablo y Bernabé han decidido volver a Jerusalén, donde ha sido convocada la comunidad. Pedro toma la palabra y recuerda su propio ministerio entre los gentiles, vinculándolo a la acción de la Providencia: “Por voluntad de Dios, las naciones gentiles han oído la palabra del Evangelio y han creído”. También da el sentido profundo de su encuentro con el centurión Cornelio: el don del Espíritu, el perdón de los pecados y la salvación son obra de la gracia divina, tanto para los judíos como para los gentiles.

·         Salmo 95: “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones”.

El salmo 95 invita a todos los pueblos a la alabanza. En efecto, se ha confiado a un heraldo el encargo de anunciar que “Yahvé se ha convertido en rey” de todas las naciones.


EVANGELIO DEL DÍA

Juan 15,9-11

“Dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”.

REFLEXIÓN

Ser profundiza en la idea central, que ya veíamos ayer, la unión permanente del discípulo con Jesús mediante el amor, es decir, mediante el cumplimiento de sus mandamientos, porque el amor se prueba en la obediencia de la fe. Este breve texto es una transición entre el símil de la vid y la declaración de amistad que después hará Jesús a los que hasta entonces no eran más que sus discípulos.
¿Y cómo permanecer en el amor de Cristo? “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.

VIERNES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

3 DE MAYO

FIESTA DE SAN FELIPE Y SANTIAGO - APÓSTOLES

·         1 Corintios 15,1-8

·         Salmo 18: “A toda la tierra alcanza su pregón”


EVANGELIO DEL DÍA

Juan 14,6-14

“Dijo Jesús a Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme; yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre esa glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.

REFLEXIÓN

El texto de hoy, se enmarca y es parte de la extensa conversación de Jesús con sus discípulos en la Última Cena, incluida la sobremesa. Aparece en los capítulos 13 al 17.  Recomiendo leerlos. Ternura y Belleza. Fuerza y Confianza. Testamento y Misión son temas que van y vienen. Vale la pena repetir la frase…Yo soy el Camino, y soy la Verdad y también soy la Vida” Dos breves comentarios. Camino, fue el nombre inicial que tuvo la primera Comunidad seguidora de Jesús de Nazaret. Pablo lo dice al explicar su conversión al Tribuno” yo perseguía este Camino hasta la muerte…”  Solo en Antioquía, más tarde, empezaron a llamarles  “cristianos”. Por otra parte, destaco las palabras que se inician con el Yo soy  (Yo soy la Vid, Yo soy el Buen Pastor, Yo soy la Resurrección y la Vida) los entendidos en los Evangelios afirman que son las mismas palabras que en su tiempo Jesús utilizó, sin ninguna acomodación ni interpretación.
¿Qué nos dicen hoy? Yo Soy el Camino, no un camino, ó uno de los caminos, menos un sendero, un atajo ó una huella…el Camino. El único que lleva a la Salvación, a la Gloria, a la Plenitud del ser humano, del Mundo y de la Creación. Un Salmo expresa una oración, bellamente…”Muéstrame  Señor Tu Camino y  Guíame por tus Sendas…” S.24.  Yo Soy la Verdad, que nos hace libres, que rompe ataduras y nos hace más humanos, la respuesta a la escéptica pregunta de Pilatos ¿qué es la verdad? Dar testimonio de la Verdad…una tarea pendiente de la Iglesia en medio del mundo. La ausencia de verdad es lo que más ha dolido y dañado, en el último y tiempo, al Pueblo creyente. No hubo Verdad. En los problemas de sus Pastores no hubo verdad, al menos a tiempo. “Desechando la mentira, que cada uno hable con verdad a su prójimo” es la recomendación de Pablo a la Iglesia de Éfeso. (4)
Yo Soy la Vida, la Vida en abundancia. “Para que creyendo en El, tengan Vida en su Nombre” J. 20. En El y en su Seguimiento está la Vida, que toda persona siente y anhela. Vamos a El, El es fuente de Vida Plena…Vamos a El… cantamos y anhelamos en la Eucaristía Dominical.

SÁBADO DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA

4 DE MAYO

·         Hechos 16,1-10

Para Lucas, Jerusalén es la ciudad de los comienzos. En su templo, el ángel Gabriel había anunciado la irrupción del reino a Zacarías; a las puertas de la ciudad se había jugado el, destino de Jesús. También en Jerusalén, el Espíritu había hecho brotar el fuego de Pentecostés, y el nuevo Israel se había abierto a los gentiles.
Ahora comienza la gran misión de Pablo. Recluta primero a un discípulo, Timoteo, hijo de un griego y de una judía, y, deseoso de  hacer ver la continuidad entre la Iglesia de Jerusalén y su misión, le circuncida. Al mismo tiempo, comunica a las comunidades las decisiones de Jerusalén.

·         Salmo 99: “Aclama al Señor tierra entera”.

El salmo 99 invita a la llamada universal.


EVANGELIO DEL DÍA

Juan 15,18-21

“Dijo Jesús a sus discípulos: “Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió”.

REFLEXIÓN

En profundo contraste con el evangelio de ayer, cuyo tema era el amor de Jesús a sus amigos y de éstos entre sí, el de hoy, constata el odio del mundo a los discípulos de Cristo. Pero esto forma también parte de la comunión de vida con Jesús. El tema hace eco a la experiencia de la persecución que las primeras comunidades tenían ya cuando se escribió el cuarto evangelio; persecución proveniente de la sinagoga judía y también, incipientemente, del imperio romano.
Pero el cristiano que vive en el mundo tiene razones para la serena esperanza en medio de la tribulación: Cristo le ha precedido en esta experiencia, y él ha salido vencedor. “Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, éste os amaría como cosa suya; pero como no sois del mundo, el mundo os odia

 

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