domingo, 7 de abril de 2013

SEGUNDA SEMANA DE PASCUA



SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

La fe cristiana no es un adoctrinamiento. Cada cristiano está llamado a vivir personalmente, con  la experiencia de su vida, la verdad universal que manifiesta la Pascua. Si la resurrección es el centro de nuestra fe, es porque significa el retorno de la vida. La vida iba a perderse, y hoy se encamina hacia su plena realización.

            Creer en la resurrección es afirmar que alguien –y alguien de nuestra historia- está “lleno de vida”. Para siempre. Creer que Cristo está vivo es plantear para cada hombre el sentido de la vida. Pero creer en la resurrección es aún más. Es experimentar ya en lo secreto de nuestro corazón que, en Cristo, hemos vencido a las fuerzas de la muerte, aun cuando sigan aprisionándonos. Victoria para nosotros; sin duda; pero victoria también para el mundo. Cuando descubrimos con asombro que hemos sido despertados a la vida sin término, ese nuestro asombro es buena noticia para la tierra entera, nos convertimos en la conciencia viva de la que ya le ha sido dada sin que la propia tierra se diese cuenta.

            Y no es que liquidemos alegremente el lado trágico de la existencia. Al igual que el no creyente, nos vemos enfrentados al absurdo, abocados al sufrimiento y al vacío. Pero creemos humildemente que ya fluye en nosotros una sangre nueva. Afirmamos que, desde la mañana de Pascua, hemos nacido a una vida nueva: “¡El mundo antiguo ha pasado, y ha nacido un mundo nuevo!”. Creer en la resurrección es apasionarse por la vida. Creer en Jesús es descubrir todo el amor a la vida que Jesús manifestó en sus palabras y obras. Es creer en el mundo y hacer lo posible para que el mundo alcance su fin. Creer en la resurrección es descubrir el poder de la vida que Dios nos hace experimentar, nuestra vida no camina hacia su perdición: “estad vivos, auténticamente vivos”, dice Dios. Si creemos en la vida es porque hemos descubierto en la resurrección de Jesús que el secreto tenebroso del mundo es la palpitación de un corazón que ama: “tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”.

 

 

“ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA (FAVORECIDA POR DIOS), EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO”

8 de Abril

SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

(Fiesta trasladada al coincidir este año, el día de su celebración.
el 25 de Marzo, con el Lunes Santo)

PALABRA DEL DÍA

Lc 1,26-38

“A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Y María dijo al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel la dejó”.

“ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA (FAVORECIDA POR DIOS), EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO”

REFLEXIÓN

            La Solemnidad de la Anunciación del Señor, que se celebra el 25 de Marzo, se ha trasladado este año al coincidir con el Lunes Santo.
            “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al dirigirse el ángel a la niña de Nazaret, utiliza las palabras con que el profeta Sofonías invitó a Jerusalén a alegrarse, porque Dios le había levantado el castigo y se disponía a vivir dentro del recinto de sus murallas. Pero lo que para la ciudad santa era sólo un porvenir remoto, para María es el presente inmediato; al convertirse en la madre del Mesías prometido al trono de David, recibe en su persona la visita escatológica anunciada por los profetas.
El Espíritu Santo descenderá sobre ella, y la fuerza del Altísimo la cubrirá con su sombra. Por un lado, el Espíritu Santo; por el otro, la nube. El Espíritu de la primera mañana del mundo, cuando la vida que emergía del caos original se lanzaba a la conquista del universo. La nube del desierto, señal de la presencia del Señor para su pueblo. María es la nueva Arca de la alianza; es la privilegiada de Dios. Mayor que Sara y que Isabel, porque el hijo que lleva en su seno es el Hijo de Dios.
Todo sucedió en el silencio, en el recogimiento del misterio. Dios hace su entrada en el mundo de los hombres, al abrigo de una casa tranquila e ignorada. Gabriel prescindió del templo construido por los hombres, para hacer que Dios naciera en la casa de David, que sólo Dios conocía. Y, a partir de entonces, esto se hizo costumbre para Dios: su misterio infinito sólo puede manifestarse en la casa del silencio. Las buenas noticias que sus emisarios nos comunican y los frutos que su Espíritu hace brotar en nosotros requieren todo nuestro recogimiento.
María se turbó al oír lo que el ángel le decía. ¿Cómo podría el silencio de su virginidad dar a luz a la Palabra de Dios? ¿Cómo podría la humilde sierva ser la madre del Rey eterno?. A partir de aquel momento, el silencio de María se hace aceptación, obediencia y fe. Permitirá que el fruto de Dios crezca en su interior, aportando ella la única participación que Dios puede bendecir: una fe total, humilde y bañada en alegría. David, el antepasado, soñaba con una morada magnífica, gigantesca, digna del infinito. Pero Dios derriba a los poderosos y despide vacíos a los ricos. Quiere tener su morada entre los pequeños y los humildes. Confía su palabra a quien ha amado el silencio lo bastante como para no confundir dicha palabra con su propio parloteo. Dios necesita nuestro silencio, porque quiere realizar para nosotros lo imposible. ¿Sabremos nosotros acoger a su Espíritu con tanto recogimiento interior como María, la virgen fiel, cuando dijo: “Hágase en mí según tu palabra?”.
Entra en tu interior y contempla a María, la virgen fiel. Ejemplo y modelo de fe.

MARTES DE LA 2ª SEMANA DE PASCUA

9 DE ABRIL

·         Hechos 4,32-37

“Lo poseían todo en común”. Esta lapidaria frase resume el ideal comunitario de los cristianos y representa una increíble fuerza para la nueva Iglesia: ¡Qué mejor motor para el apostolado que el apoyo mutuo y fraterno? Pues no sólo los bienes materiales son susceptibles de ser puestos en común, sino también la fe, la alegría de estar juntos, las preocupaciones, los sufrimientos, la vida.

·         Salmo 92: “El Señor reina, vestido de majestad”.

El salmo 92 celebra la entronización victoriosa de Yahvé en Jerusalén, en el marco de la fiesta de los Tabernáculos.


PALABRA DEL DÍA

Juan 3,7-15

“Dijo Jesús a Nicodemo: “Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede suceder eso?”. Le contestó Jesús: “Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”.

REFLEXIÓN

“Es preciso nacer de lo alto” Nicodemo está verdaderamente confuso y no comprende este nuevo lenguaje. De hecho, no posee el lenguaje del corazón, el lenguaje de un amor de horizontes infinitos. Pero Jesús no niega el carácter misterioso de las palabras que pronuncia, y para iluminarlas recurre a una comparación. También el viento es misterioso; se sienten sus efectos, pero no se le puede ver. Algo así sucede con los que han nacido del, espíritu: se les puede ver (son los que aceptan la palabra de Jesús), pero no se sabe nada acerca del momento y el modo en que el espíritu les ha hecho nacer, en cualquier caso, el proceso no es comparable al de un nacimiento físico.

Era menester, en primer lugar, que el Hijo del Hombre bajara del cielo, porque es él quien posee el conocimiento de las cosas divinas: era menester que Dios se encarnara. Y, en segundo lugar, tenía que ser elevado como la serpiente de Moisés, de la que el libro de los Números dice que sanaba a quien la miraba (Núm 21,9), con lo cual daba a entender que quien se volviera hacia Dios quedaba salvado. Del mismo modo, quien pone su fe en Cristo posee la vida eterna.

 

MIÉRCOLES DE LA 2ª SEMANA DE PASCUA

10 DE ABRIL

·         Hechos 5,17-26

Todos los apóstoles han sido detenidos. Pronto pagará Esteban con la vida su fidelidad a Cristo; Pedro volverá a ser detenido, al igual que Pablo. La Iglesia de Jerusalén no conoce tregua. Sus adversarios no han cambiado: sigue siendo el partido de los saduceos, esos aristócratas del culto y las finanzas, tan reacios a las ideas nuevas y que gozan de mayoría en el sanedrín.

Lo cual no les va a permitir poner freno a la palabra de Dios. Deberían haberlo sabido aquellos sacerdotes de Jerusalén, responsables ya de la muerte de Jesús, pero que no habían podido impedir que rodara  la piedra del sepulcro en la mañana de Pascua. Hoy serán las puertas de la prisión las que no pueden resistir la fuerza del Espíritu.

·         Salmo 33: “Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha”.

El salmo 33, es una plegaria de agradecimiento, expresa la confianza del hombre que sabe que Dios permanece siempre junto al corazón que sufre.

 

PALABRA DEL DÍA

Juan 3,16-21

“Dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza las verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.

REFLEXIÓN

“El que cree en él tiene vida eterna” La encarnación y la exaltación de Cristo proceden de una misma causa: el amor de Dios al mundo. Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para salvarlo. Pero, si el Hijo da su vida, también trae consigo la luz, que “sondea las entrañas y el corazón del hombre”. El pecador odia la luz, porque sus obras son malas, y sabe que la luz hará manifiesto su pecado; el hombre justo va a la luz, porque sabe que sus obras son buenas, y da gracias por ello a Dios, fuente de toda bondad.

La venida del Hijo del hombre ilumina, pues, los actos del hombre. Jesús viene a salvar, y esta salvación exige al hombre tomar postura con respecto a las personas  a salvar, y esta salvación exige al hombre tomar postura con respecto a las personas y al mensaje de aquél. Es preciso pasar por la regeneración del Espíritu, lo cual exige pasar por la muerte y la resurrección.

JUEVES DE LA 2ª SEMANA DE PASCUA

11 DE ABRIL

·         Hechos 5,27-33

“¡Queréis hacernos responsables de la sangre de este hombre!” Queréis hacernos responsables de la muerte de Jesús. Tiene muy poca memoria el sumo sacerdote Jonatán, hijo de Anás. Ha olvidado que su familia conspiró contra Jesús, y que su cuñado Caifás convirtió el proceso en una parodia.

Los apóstoles están frente a sus jueces, que representan la autoridad legítima. ¿A quién deben obedecer? ¿A los que detentan el poder o a Dios? ¿A los hombres, que condenaron a Jesús y le trataron como a un asesino, o a Dios, que lo resucitó y lo exaltó como Príncipe y Salvador? Para Pedro y sus compañeros, ya no hay duda posible. Al resucitar a Jesús, Dios ha salido garante de su predicación, su testimonio ha quedado reforzado por la garantía del Espíritu.

·         Salmo 33 (continúa el de ayer).

 



PALABRA DEL DÍA

Juan 3,31-36
 

“Dijo Jesús: “El que viene de lo alto está por encima  de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él”.

REFLEXIÓN

Al texto evangélico de hoy precede el episodio en que  Juan el Bautista responde a los que, refiriéndose a Jesús, le dicen: “Aquel de quien diste testimonio está bautizando y todos se van con él”. El Bautista ratifica su aval en favor de Cristo y como amigo del esposo, se felicita de su éxito y de la popularidad del joven rabino. “Es preciso que él crezca y yo disminuya”. Es ahora cuando parece ser el evangelista Juan quien expone sus reflexiones teológicas, siguiendo el hilo de la anterior conversación de Jesús con Nicodemo, que venimos leyendo desde el lunes pasado.

Juan aprovecha el conflicto para oponer el rito del agua bautismal al bautismo de Jesús, apoyado por el poder del Espíritu. El Bautista bautizaba con agua, Jesús bautiza con Espíritu Santo y fuego.

VIERNES DE LA 2ª SEMANA DE PASCUA

12 DE ABRIL

·         Hechos  5,34-42

Fariseo de tendencia liberal, Gamaliel fue el profesor de Pablo de Tarso. Cuando fueron detenidos los apóstoles, sugirió al tribunal que dejara que las cosas siguieran su curso. Según él, si el movimiento cristiano venía de Dios, los hombres no podrían nada contra él; si por el contrario, venía de los hombres, desaparecería por sí mismo. La historia reciente de Israel ¿no aportaba ejemplos de movimientos que sólo habían sido fuegos artificiales? Teudas, que pretendía hacer pasar el Jordán a pie enjuto a sus partidarios, había sido muerto; y en tiempos del propio Gamaliel, Judas el Galileo animaba el movimiento zelota, abiertamente opuesto a la ocupación romana.

·         Salmo 26: “Una cosa pido al señor: habitar en su casa”.

El salmo 26 expresa la confianza de los que tienen fe en el Señor. Canta la alegría de los apóstoles, absolutamente dichosos de haber sido juzgados dignos de sufrir por el Nombre de su Señor.


PALABRA DEL DÍA

                                                             Juan 6,3-15

“Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman estos?”. Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: “!Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?”. Jesús dijo: “Decid a la gente que se siente en el suelo”. Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: “Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: “este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo”. Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo”.

REFLEXIÓN

El evangelista Juan califica siempre los milagros de Jesús con el término “signo”, que se repite hasta diecisiete veces en el cuarto evangelio. Signo es, pues, un concepto teológico y cristológico, es decir, referido a Cristo y orientado a fundamentar la fe del discípulo en Jesús como Hijo de Dios, lo cual constituye la finalidad del evangelio de Juan. En este sentido, Cristo mismo es el gran signo de Dios Padre.

La multiplicación de los panes es uno de los grandes signos de autorrevelación de Jesús que tenemos en el cuarto evangelio. Como veremos en días sucesivos, partiendo Cristo del pan material, multiplicado para la muchedumbre, deja patente en su posterior discurso sobre el pan de vida que él mismo es el pan bajado del cielo y el pan eucarístico –su carne, verdadera comida  y su sangre, verdadera bebida-, que da vida eterna al que lo recibe.

SÁBADO DE LA 2ª SEMANAS DE PASCUA

13 DE ABRIL

·         Hechos 6,1-7

A pesar de la persecución, la Iglesia de Jerusalén ha crecido. Es una comunidad llena de vida, y el Espíritu actúa en ella. La Palabra es anunciada, y el número de los cristianos aumenta sin cesar: incluso hubo sacerdotes que se unieron al grupo.

Sin embargo, esta expansión no está exenta de conflictos, y aunque la comunión sea tan primordial para Lucas que éste se vea obligado a recordar constantemente el ideal comunitario, no por ello disimula los enfrentamientos inherentes al desarrollo de todo grupo.

En primer lugar, se produce un conflicto que enfrenta a los cristianos de origen palestino con los helenistas. Conflicto banal que los doce solventan apelando a la iniciativa de los cristianos: deben buscar entre ellos a siete hombres de buena reputación, llenos de Espíritu Santo y sabiduría. Estos hombres se ocuparán de las comidas comunes y de la gestión de los bienes de la Iglesia. De este modo, el crecimiento de la joven comunidad va suscitando nuevas necesidades que los apóstoles se esfuerzan en satisfacer creando nuevos ministerios.

·         Salmo 32: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros…”

El salmo 32 invita a dar gracias. ¡Arpas y cítaras, acompañad el himno que los fieles van a cantaral Señor!.


PALABRA DEL DÍA

                                                            Juan 6,16-21

“Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: “soy yo, no temáis”. Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra enseguida, en el sitio a donde iban”.

REFLEXIÓN

Jesús, que se ha negado a avalar las concepciones mesiánicas populares, se refugia en la montaña. También se han alejado los discípulos, que llegan a Cafarnaúm y, sin duda, se preguntan por lo que han visto. La oscuridad les rodea por todas partes. El mar se iba encrespando; ese mar siempre temible para aquellas gentes del llano y de las montañas que eran los judíos. Sin embargo, Yahvé había vencido al mar; había separado las aguas del cielo de las aguas inferiores, y éstas habían huido, enloquecidas por los truenos. Habían escalado colinas y descendido valles, hacia el lugar que Dios les había asignado.

Pero he aquí que Jesús camina sobre las aguas y se acerca a los pescadores asustados. Al igual que Yahvé, manda a la masa de las olas. Hoy los discípulos le contemplan pasmados. Mañana, después de su resurrección de entre los muertos, le reconocerán el título de Señor, reservado al Dios único, rey de la creación. Jesús es el Mesías, el enviado de Dios y puede dar el pan de vida.

 

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