Bartolomé Esteban Murillo (1660): La Natividad de la Virgen. Museo Del Louvre
8 de Septiembre
FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA
SOLEMNIDAD DE NUESTRA MADRE Y PATRONA
NTRA. SRA. DE LA CINTA CORONADA
PALABRA DEL DÍA
Mateo 1,18-23
“El
nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada
con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra
del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en
evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el
Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no
temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese el
oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a
luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios
con nosotros.”
REFLEXIÓN
La celebración de la fiesta de la
Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo
VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico
bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue
introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que
terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del
nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María
descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y
armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V
existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la
piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica,
levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan
los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que
parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa
natal de la Virgen.
Esta tradición, fundada en
apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II),
se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que
Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos
animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
La fiesta tiene la alegría de un
anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno
(675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraigo varios párrafos:
"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y
lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta
natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar
el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano
ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado
en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el
contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!
¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está
obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció
al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única
que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino
una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que
poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y,
después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es
puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por
encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente.
Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor
dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los
hombres".
Si pensamos por cuántas cosas
podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas
podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos
parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios
hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir
haciendo... si lo dejamos.
ORACIÓN
Señor, hoy estamos de fiesta
grande de familia: celebramos contigo el cumpleaños de tu Madre. CINTA DE AMOR,
DE TERNURA Y DE GRACIA en esta vieja Onuba Aestuaria. A ella la felicitamos todos
sus hijos, tú el primero. Y a ti te alabamos por el acierto que tuvo, el Dios
de la misericordia, en elegirla para Madre tuya, y en ti, madre nuestra. Pero
no queda todo en familia: su nacimiento alegra a toda la humanidad, porque
María es la estrella que anuncia el tiempo nuevo de la salvación para todos los
hombres. Gracias por tu Madre, gracias por la salvación. ¿Qué sería de mí sin
ti y sin la Madre?.
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