“Y sabed que yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo.”
31 DE MAYO
DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
SOLEMN9IDAD
DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(DÍA PRO
ORANTIBUS)
1ª Lectura:
Deuteronómio 4,32-34.39-40
El Señor es
el único Dios, allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro.
Salmo 32
Dichoso el
pueblo que el Señor se escogió como heredad.
2ª Lectura:
Romanos 8,14-17
Habéis
recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!” (Padre).
PALABRA DEL
DÍA
Mateo 28,16-20
“En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al
monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos
vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en
el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y
enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Versión para
América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la
montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos
todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder
en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo
estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
REFLEXIÓN
Profesamos nuestra fe en Dios uno y
trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La profesamos desde nuestro bautismo,
fuimos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, hasta
que morimos abrazados a la cruz. La profesamos en nuestras oraciones, signos y
bendiciones, catequesis y enseñanzas, cantos y tradiciones.
Aunque no hemos sido
muy conscientes de la importancia espiritual de este misterio, hoy, por la
gracia de Dios, sabemos que es fuente, marca y meta de toda nuestra vida.
• Fuente: Tres corrientes
en una, origen de toda vida y toda gracia.
• Marca: Estamos hechos a
su imagen, con dinamismo de comunión.
• Meta: “Nos has hecho,
Señor, para ti”, decía san Agustín. Caminamos hacia el abrazo trinitario.
El Padre, decía san Juan de la Cruz, es mano blanda. Blanda por la
ternura y la misericordia. Pero es también mano fuerte, creadora y protectora.
De sus dedos salieron las espirales de las estrellas, la vida innumerable, las
figuras del hombre y la mujer, bien moldeados.
El Hijo es “toque
delicado”, carne de nuestra carne. Su toque era curativo y amistoso. Su toque
era transmisión de gracias. Su toque elevaba y dignificaba. Después se dejó
tocar y traspasar para redimirnos y salvarnos.
El Espíritu es “llama
viva”, que purifica y transforma, da calor y amistad, embellece y transfigura.
De su llama se desprenden inflamaciones de amor. Ya nunca tendremos miedo, porque
en Él estamos encendidos.
Padre, Hijo y Espíritu
Santo, unidos en fuerte abrazo, viviendo la comunión perfecta, sosteniendo y
recreando la vida toda, desbordando en hijos y familias, tan distintos, tan
iguales, sostén y fundamento de todo lo creado.
Dios Padre, que es
creación, amor. Dios es amor. Dios Hijo, que es el camino que tenemos que
recorrer, la verdad que tenemos que creer y la vida que tenemos que vivir. Dios
Espíritu Santo, que es donación, comunicación, comunión.
¿En qué Dios creemos?.
¿En un Dios serio,
justiciero. En un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos?
ENTRA EN TU
INTERIOR
LO ESENCIAL
DEL CREDO
A lo largo de los siglos, los teólogos cristianos han elaborado profundos
estudios sobre la Trinidad. Sin embargo, bastantes cristianos de nuestros días
no logran captar qué tienen que ver con su vida esas admirables doctrinas.
Al parecer, hoy necesitamos oír hablar de Dios con palabras humildes y
sencillas, que toquen nuestro pobre corazón, confuso y desalentado, y
reconforten nuestra fe vacilante. Necesitamos, tal vez, recuperar lo esencial
de nuestro credo para aprender a vivirlo con alegría nueva.
«Creo en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra». No estamos solos
ante nuestros problemas y conflictos. No vivimos olvidados. Dios es nuestro
«Padre» querido. Así lo llamaba Jesús y así lo llamamos nosotros. Él es el
origen y la meta de nuestra vida. Nos ha creado a todos sólo por amor, y nos
espera a todos con corazón de Padre al final de nuestra peregrinación por este
mundo.
Su nombre es hoy olvidado y negado por muchos. Nuestros hijos se van
alejando de él, y los creyentes no sabemos contagiarles nuestra fe, pero Dios
nos sigue mirando a todos con amor. Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de
perder la fe en un Dios Creador y Padre pues habríamos perdido nuestra última
esperanza.
«Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor». Es el gran regalo que
Dios ha hecho al mundo. Él nos ha contado cómo es el Padre. Para nosotros,
Jesús nunca será un hombre más. Mirándolo a él, vemos al Padre: en sus gestos
captamos su ternura y comprensión. En él podemos sentir a Dios humano, cercano,
amigo.
Este Jesús, el Hijo amado de Dios, nos ha animado a construir una vida
más fraterna y dichosa para todos. Es lo que más quiere el Padre. Nos ha
indicado, además, el camino a seguir: «Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo». Si olvidamos a Jesús, ¿quién ocupará su vacío?, ¿quién nos podrá
ofrecer su luz y su esperanza?
«Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida». Este misterio de Dios
no es algo lejano. Está presente en el fondo de cada uno de nosotros. Lo
podemos captar como Espíritu que alienta nuestras vidas, como Amor que nos
lleva hacia los que sufren. Este Espíritu es lo mejor que hay dentro de
nosotros.
José Antonio Pagola
ORA EN TU
INTERIOR
Yo creo:
• En un Dios que es todo corazón,
compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
• En un Dios-Padre, fuente de vida,
generosidad desbordante.
• En un Dios-Hijo, palabra eterna del
Padre por la que todo vino a la existencia, que pasó por el mundo haciendo el
bien y curando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con él.
• En un Dios-Espíritu Santo, llama viva,
fuerza desbordante, comunión profunda, alma de la Iglesia.
• Creo en un Dios siempre alegre, uno y
trino, comunidad, familia, las tres divinas personas en comunión de vida y
amor.
Creo también que este Dios bueno no quiso quedarse tanta bondad para él
solo y creó al hombre: A imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creó.
Tres veces repite el libro del Génesis en el relato de la creación, en un
solo versículo, que el hombre es una imagen de Dios.
Por eso, también necesito creer en el hombre:
• En un hombre que sea donación, como
Dios. Aprendamos a dar y a darnos, a compartir bienes y talentos, a abrir la
mano y el corazón al otro.
• En un hombre que sea comunicación. Como
Dios, el hombre tiene la palabra. Porque frente a la incomunicación y a la
confusión de Babel, está Pentecostés.
• En un hombre que sea comunión. Creer
en la Trinidad es optar por la comunión entre los hombres. Por eso debemos
sentirnos felices cuando vivimos nuestra fe en comunidad de fe y amor en la
eucaristía.
Solo Dios puede colmar la insatisfacción del hombre, solo él puede colmar
nuestra sed: “El que tenga sed, que venga a mí y beba”, decía Jesús.
ORACIÓN
Señor Dios, tenemos sed de muchas cosas, pero solo tú puede calmar
nuestra sed, es lo que san Agustín expresaba tan certera y bellamente:
“Nos has hecho, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que
no descanse en ti”.
Dios es pues nuestra meta. Hacia Él caminamos todos, aunque no lo sepamos.
En todas nuestras búsquedas sinceras dios se hace el encontradizo.
Cuando deseamos un mundo mejor, cuando nos comprometemos con la paz y la
solidaridad, estamos deseando a Dios. Cuando tenemos hambre y sed de justicia,
estamos deseando a Dios. Cuando buscamos la verdad, la felicidad de los
hermanos, sobre todo de los que más lo necesitan estamos deseando a Dios.
Y nos encaminamos hacia el Dios uno y Trino, cuando nos queremos, cuando
formamos una familia, una comunidad unida en la fe, en la esperanza y en la
caridad, cuando trabajamos por la reconciliación entre los hombres. Cuando
amamos de verdad, estamos dando pasos hacia la Trinidad.
Expliquemos
el Evangelio a los niños.
Imagen de
Fano.
Para colorear
No hay comentarios:
Publicar un comentario