QUINTA
SEMANA DE PASCUA
Para
que los hombres entren en comunión con él, Dios quiere darse a conocer o, según
la palabra bíblica, revelarse, desvelarse. Para lograrlo, y siguiendo el
instinto de todo amor, Dios busca los medios de vivir con el ser amado. Se hace
hombre: sale de sí mismo y se despoja, de alguna manera, de su trascendencia.
Ese es el misterio. Su extravagancia racional provoca precisamente en nosotros
lo que llamamos la fe. La fe no es consentimiento teórico a una verdad
abstracta, sino participación del ser Dios, dado en comunión.
Sobre este trasfondo hay que captar el misterio de la
Iglesia. A través de los tiempos, la Iglesia es la historia de la palabra única
entregada por Dios en Jesucristo. “¡El reino ha llegado a vosotros!. La Palabra
de Dios no tiene más palabras para hacerse oír que palabras de hombres que
balbucean el misterio revelado; pero en estas palabras que dudan se pueden ya
oír la voz eterna. El amor no tiene otro lugar donde realizarse que los gestos
de los hombres y mujeres que intentan amar; pero en estas vidas aún confusas se
efectúa ya el gran gesto de Dios.
El tiempo de la Iglesia se confunde con el de espera y la
esperanza. La referencia de la Iglesia a lo Por-venir, al Reino, es tan
decisiva como la referencia al hecho pasado de Jesús. Sin duda, la Iglesia
recuerda, y su fe es memoria, herencia; pero, al mismo tiempo, está orientada a
la futura consumación. Y aunque viva ya la visión del cara a cara. Dios se ha
revelado de una vez por todas y, sin embargo, a la Iglesia no le bastará todo
el tiempo de la Iglesia es el de la humilde invocación: “¡Venga tu Reino!”. Con
la seguridad que le da Cristo, ella ofrece ya al Reino la posibilidad de llegar
a los hombres, pero sin jamás poder agotarlo.
Sois el Cuerpo de Cristo, ¡y no hay que profanar el amor!
Sois la Viña plantada por Dios, ¡y no debéis nutriros de
fuentes estériles!
Sois el pueblo consagrado, ¡y no podéis coquetear con el
mundo caduco! ¡Señor, ten piedad de nosotros!.
. “Os
doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos
también entre vosotros”.
28
DE ABRIL
DOMINGO
5º DE PASCUA
OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS
JORNADA Y COLECTA MUNDIAL DE VOCACIONES NATIVAS
1ª Lectura: Hechos 14,21B-27
Salmo: 144: “Bendeciré tu nombre por
siempre jamás, Dios mío, mi rey”
2ª Lectura: Apocalipsis 21,1-5a
PALABRA
DEL DÍA
JUAN
13,31-33ª.34-35
“Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: -Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es
glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos
también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos
míos será que os amáis unos a otros”.
Versión
para Latinoamérica extraída de la biblia del Pueblo de Dios
“Cuando
Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es
glorificado en él.
Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.
Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman unos a otros.”
Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.
Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman unos a otros.”
REFLEXIÓN
NO PERDER LA IDENTIDAD
Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo
tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: «Hijitos míos, me
queda poco de estar con vosotros». La comunidad es pequeña y frágil. Acaba
de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se
quedan sin el Maestro?
Jesús
les hace un regalo: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como
yo os he amado». Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha
querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han
recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos.
Por eso, Jesús añade: «La señal por la que conocerán todos que sois
discípulos míos será que os amáis unos a otros». Lo que permitirá descubrir
que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la
confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento
de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor
está su identidad.
Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la "cultura del
intercambio". Las personas se intercambian objetos, servicios y
prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y
hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que "el amor es un fenómeno
marginal en la sociedad contemporánea". La gente capaz de amar es una
excepción.
Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es
que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera
que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por
Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que
predomina con frecuencia entre nosotros.
Si la Iglesia "se está diluyendo" en medio de la sociedad contemporánea
no es sólo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso
del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras
comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad
de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano.
Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos
acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del
espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió
el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de
servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano.
José
Antonio Pagola
ENTRA EN TU INTERIOR
El mandamiento de Dios, y Juan nos lo repite, es que
creamos en Jesús y que nos amemos unos a otros.
Creer en Jesús de manera que tengamos plena confianza en
Dios. El que cree no tiene miedo. Se sabe pequeño e inútil, pero confía; no en
sus capacidades, sino en la fuerza del Espíritu.
El que cree confía incluso a pesar de su pecado, porque
conoce la misericordia de Dios, sabe que su Corazón es más grande que nuestra
conciencia. El pecado no es un obstáculo para la unión con Cristo si confías y
si te dejas podar, si te dejas quemar.
Creer también es amar. La fe y la caridad son hermanas
que van siempre unidas y mutuamente se ayudan y enriquecen. San Juan lo expresa
de muchas maneras, pero la razón última es que Dios es amor, quien cree en el
amor no puede por menos que abrirse al amor. Y quien vive en el amor se llena
de conocimiento y de luz, le resulta muy fácil creer.
ORACIÓN FINAL
Señor, tú me dices: “Mi mandamiento es que os améis”.
Para que tu Iglesia no tenga más preocupación que la de amar cada vez con más
pasión: ¡Señor, dame tu Espíritu!.
“Os doy un mandamiento nuevo”, nos dijiste: para que todo
rastro de envejecimiento dé paso al amor que no tiene fin. ¡Señor, dame tu
Espíritu!.
“Amaos
como yo os he amado”: para que la audacia de un amor sin reservas sea la señal
de que tú estás conmigo. ¡Señor, dame tu Espíritu!.
Espliquemos el Evangelio a los niños
LUNES
DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
29
DE ABRIL
FIESTA
DE SANTA CATALINA DE SIENA. VIRGEN Y DOCTORA
PATRONA
DE EUROPA
Nació en Siena el día de
la fiesta de la Anunciación. A los seis años tuvo una extraordinaria experiencia
mística que definió su vocación, entregándose enteramente a Cristo. Siendo muy
joven y con cierta dificultad, logró hacerse terciaria de la Orden de Santo
donde pese a las consolaciones y visiones, tuvo que vencer pruebas muy duras.
Por revelación divina, la santa salió a trabajar por la salvación del prójimo,
asistiendo a los enfermos en los hospitales en especial aquellos que padecían
enfermedades repugnantes como la lepra. Poco a poco reunió a un grupo de amigos
y discípulos formando una "gran familia" y que durante la epidemia de
la peste, asistieron a casi todos los enfermos de la ciudad.
La caridad de la santa
también se extendía a los condenados a muerte a quienes ayudaba a encontrar a
Dios. Santa Catalina fungió exitosamente como moderadora entre la Santa Sede y
Florencia pues ésta había formado una liga contra el Vaticano, y que finalmente
se llegó a la reconciliación bajo el Papa Urbano VI. Santa Catalina entonces
volvió a Siena donde empezó a escribir su famosa obra mística "Diálogo de
Santa Catalina" pero paralelamente, la salud de la santa empeoraba
obligándola a soportar grandes sufrimientos. Dos años después del fin del
cautiverio de los Papas en Aviñon estalló el escándalo del gran cisma, por lo
que Santa Catalina se estableció en Roma, donde luchó infatigablemente con
oraciones, exhortaciones y cartas, para ganar nuevos partidarios al Papa
legítimo.
Pero la vida de la santa
tocaba a su fin y en 1380 el 21 de abril, un ataque de apoplejía la dejó
semiparalítica y ocho días después murió a los 33 años de edad.
·
1 Juan 1,5-2,2
·
Salmo 102: “Bendice, alma mía, al Señor”
EVANGELIO
DEL DÍA
Mateo 11,25-30
“Exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo
y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las
has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me
lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad
con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
REFLEXIÓN
Un
día Jesús sorprendió a todos dando gracias a Dios por su éxito con la gente
sencilla de Galilea y por su fracaso entre los maestros de la ley, escribas y
sacerdotes. «Te doy gracias, Padre… porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla». A Jesús se le ve
contento. «Sí, Padre, así te ha parecido mejor». Esa es la manera que tiene
Dios de revelar sus «cosas».
La
gente sencilla e ignorante, los que no tienen acceso a grandes conocimientos,
los que no cuentan en la religión del templo, se están abriendo a Dios con
corazón limpio. Están dispuestos a dejarse enseñar por Jesús. El Padre les está
revelando su amor a través de él. Entienden a Jesús como nadie.
Sin
embargo, los «sabios y entendidos» no entienden nada. Tienen su propia visión
docta de Dios y de la religión. Creen saberlo todo. No aprenden nada nuevo de
Jesús. Su visión cerrada y su corazón endurecido les impiden abrirse a la
revelación del Padre a través de su Hijo.
Jesús
termina su oración, pero sigue pensando en la «gente sencilla». Viven oprimidos
por los poderosos de Séforis y Tiberíades, y no encuentran alivio en la
religión del templo. Su vida es dura, y la doctrina que le ofrecen los
«entendidos» la hacen todavía más dura y difícil. Jesús les hace tres llamadas.
«Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados». Es la primera llamada. Está
dirigida a todos los que sienten la religión como un peso, los que viven
agobiados por doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. Si
se encuentran vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio inmediato: «Yo os
aliviaré».
«Cargad
con mi yugo… porque es llevadero y mi carga ligera». Es la segunda llamada. Hay
que cambiar de yugo. Abandonar el de los «sabios y entendidos» pues no es
llevadero, y cargar con el de Jesús, que hace la vida más llevadera. No porque
Jesús exige menos. Exige más, pero de otra manera. Exige lo esencial: el amor
que libera de lo que hace daño a las personas.
«Aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón». Es la tercera llamada. Hay que
aprender a cumplir la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no
«complica» la vida, la hace más simple y humilde. No oprime, libera para vivir
de manera más digna y humana. Es un «descanso» encontrarse con él.
José
Antonio Pagola
MARTES
DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
30
DE ABRIL
·
Hechos 14,19-28
Las
gentes se calman, pero sólo por un momento; ya hay judíos que vienen de
Antioquía y de Iconio y revuelven los sentimientos de la versátil multitud. Los
que ayer aclamaban a Pablo, hoy le lapidan y le dan por muerto. El que había
asistido a la muerte de Esteban recibe a su vez el suplicio; ahora es auténtico
testigo del Señor Jesús, que había sido crucificado después de haber entrado
triunfante en Jerusalén.
Se
ha dado la vuelta a una página. Partidos de Jerusalén, los misioneros se habían
dirigido primero al Pueblo de la alianza, pero la mayor parte de los judíos les
han dado la espalda. Entonces el Espíritu ha guiado a los apóstoles hacia
campos de acción inesperados. Ha abierto “a los paganos la puerta de la fe”. El
Espíritu sopla donde quiere. Ahora, la Iglesia debe reunirse y reconocer la
obra de aquel que la desborda por todas partes.
·
Salmo 144: “Que tus fieles, señor, proclamen la gloria de tu reinado”.
El
salmo 144 emplea fórmulas preexistentes; se le clasifica habitualmente dentro
del género de los himnos.
EVANGELIO
DEL DÍA
Juan
14,27-31
“Dijo Jesús a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz
os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni
se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me
amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os
lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis
creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe de este
mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo
comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago”.
REFLEXIÓN
Si
el evangelio de ayer concluía con la promesa del Espíritu como maestro y mentor
de todo lo que Cristo dijo en vida a sus discípulos, el de hoy empieza con otro
don de Jesús a los suyos al despedirse de ellos: “La paz os dejo, mi paz os
doy: no os la doy como la da el mundo”. La paz de Cristo es el conjunto de
todas las bendiciones mesiánicas de la nueva alianza, contenidas en una
palabra: vida, y en una realidad clave: salvación de Dios. Como el don de la
Paz que otorga Jesús es él mismo, con razón podemos llamar a Cristo “nuestra
paz”, como dice san Pablo (Ef 2,14).
MIÉRCOLES DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
1 DE MAYO
·
Hechos 15,1-6
La
puerta de la fe ha sido abierta a los gentiles, pero ya hay quienes quieren
cerrarla. El Espíritu abre a la Iglesia horizontes ilimitados, pero “algunos”
venidos de Judea quieren aislarla en su gheto judío.
Un
problema fundamental se le plantea a la Iglesia, y no es sólo circuncisión sí o
no, sino algo más importante: ¿Cuál es la fuente de la salvación, el hombre o
Dios? Dicho de otro modo: ¿Se salva el hombre por la práctica religiosa, por la
obediencia a una ley en la que la circuncisión es como el preludio y el
símbolo? En una palabra, ¿se salva el hombre por sus propias fuerzas o la fuente de la salvación se encuentra en
Dios? ¿Es la salvación el resultado de una negociación o de la gratuidad
divina? ¿Para qué sirve la fe si está subordinada a la circuncisión? ¿Es la
cruz de Cristo un desdichado incidente, o bien es la puerta de la vida?.
·
Salmo 121: “Vamos alegres a la casa del Señor”.
Fue
en Jerusalén donde se reunieron los apóstoles y los ancianos para discutir el
asunto de la entrada de los gentiles en la Iglesia. El salmo 121, canto de
peregrinación, expresa perfectamente esa preocupación por la comunión de todas
las Iglesias con la Iglesia-madre.
EVANGELIO
DEL DÍA
Juan
15,1-8
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “yo soy
la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da
fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en
mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la
vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto
abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo
tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al
fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que
deis fruto abundante; así seréis discípulos míos”.
REFLEXIÓN
Con
el evangelio de hoy comienza el capítulo 15 de san Juan, la segunda sección del
discurso de despedida de Jesús durante la cena. Viene a ser un desarrollo más
amplio del capítulo precedente, Jn 14, que veníamos leyendo desde el viernes de
la cuarta semana. Si antes habló Jesús de la comunión de vida con los suyos
mediante su morada en quien lo ama guardando su palabra y mediante la presencia
del Espíritu, ahora acentúa de nuevo esos lazos de unión mediante otro símil:
la vid y los sarmientos, tema que nos llevará hasta el sábado.
“Como
el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos: el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque
sin mí no podéis hacer nada”. La unión con Cristo es la condición
indispensable para dar fruto en cristiano porque de él, que es la cepa, viene
la savia a los sarmientos.
JUEVES
DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
2
DE MAYO
·
Hechos 15,7-21
Pablo
y Bernabé han decidido volver a Jerusalén, donde ha sido convocada la
comunidad. Pedro toma la palabra y recuerda su propio ministerio entre los
gentiles, vinculándolo a la acción de la Providencia: “Por voluntad de Dios,
las naciones gentiles han oído la palabra del Evangelio y han creído”. También
da el sentido profundo de su encuentro con el centurión Cornelio: el don del
Espíritu, el perdón de los pecados y la salvación son obra de la gracia divina,
tanto para los judíos como para los gentiles.
·
Salmo 95: “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones”.
El
salmo 95 invita a todos los pueblos a la alabanza. En efecto, se ha confiado a
un heraldo el encargo de anunciar que “Yahvé se ha convertido en rey” de todas
las naciones.
EVANGELIO
DEL DÍA
Juan
15,9-11
“Dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me ha
amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté
en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”.
REFLEXIÓN
Ser
profundiza en la idea central, que ya veíamos ayer, la unión permanente del
discípulo con Jesús mediante el amor, es decir, mediante el cumplimiento de sus
mandamientos, porque el amor se prueba en la obediencia de la fe. Este breve
texto es una transición entre el símil de la vid y la declaración de amistad
que después hará Jesús a los que hasta entonces no eran más que sus discípulos.
¿Y
cómo permanecer en el amor de Cristo? “Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que yo he
guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.
VIERNES
DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
3
DE MAYO
FIESTA
DE SAN FELIPE Y SANTIAGO - APÓSTOLES
·
1 Corintios 15,1-8
·
Salmo 18: “A toda la tierra alcanza su pregón”
EVANGELIO
DEL DÍA
Juan
14,6-14
“Dijo Jesús a Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis
también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe le dice:
“Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que
estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto
al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El
Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme; yo estoy en el Padre, y el
Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí también
él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo
que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre esa glorificado en el
Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.
REFLEXIÓN
El
texto de hoy, se enmarca y es parte de la extensa conversación de Jesús con sus
discípulos en la Última Cena, incluida la sobremesa. Aparece en los capítulos
13 al 17. Recomiendo leerlos. Ternura y
Belleza. Fuerza y Confianza. Testamento y Misión son temas que van y vienen.
Vale la pena repetir la frase…Yo soy el Camino, y soy la Verdad y también soy
la Vida” Dos breves comentarios. Camino, fue el nombre inicial que tuvo la
primera Comunidad seguidora de Jesús de Nazaret. Pablo lo dice al explicar su
conversión al Tribuno” yo perseguía este Camino hasta la muerte…” Solo en Antioquía, más tarde, empezaron a
llamarles “cristianos”. Por otra parte,
destaco las palabras que se inician con el Yo soy (Yo soy la Vid, Yo soy el Buen Pastor, Yo soy
la Resurrección y la Vida) los entendidos en los Evangelios afirman que son las
mismas palabras que en su tiempo Jesús utilizó, sin ninguna acomodación ni
interpretación.
¿Qué
nos dicen hoy? Yo Soy el Camino, no un camino, ó uno de los caminos, menos un
sendero, un atajo ó una huella…el Camino. El único que lleva a la Salvación, a
la Gloria, a la Plenitud del ser humano, del Mundo y de la Creación. Un Salmo
expresa una oración, bellamente…”Muéstrame
Señor Tu Camino y Guíame por tus
Sendas…” S.24. Yo Soy la Verdad, que nos
hace libres, que rompe ataduras y nos hace más humanos, la respuesta a la
escéptica pregunta de Pilatos ¿qué es la verdad? Dar testimonio de la Verdad…una
tarea pendiente de la Iglesia en medio del mundo. La ausencia de verdad es lo
que más ha dolido y dañado, en el último y tiempo, al Pueblo creyente. No hubo
Verdad. En los problemas de sus Pastores no hubo verdad, al menos a tiempo.
“Desechando la mentira, que cada uno hable con verdad a su prójimo” es la
recomendación de Pablo a la Iglesia de Éfeso. (4)
Yo
Soy la Vida, la Vida en abundancia. “Para que creyendo en El, tengan Vida en su
Nombre” J. 20. En El y en su Seguimiento está la Vida, que toda persona siente
y anhela. Vamos a El, El es fuente de Vida Plena…Vamos a El… cantamos y
anhelamos en la Eucaristía Dominical.
SÁBADO
DE LA 5ª SEMANA DE PASCUA
4
DE MAYO
·
Hechos 16,1-10
Para
Lucas, Jerusalén es la ciudad de los comienzos. En su templo, el ángel Gabriel
había anunciado la irrupción del reino a Zacarías; a las puertas de la ciudad
se había jugado el, destino de Jesús. También en Jerusalén, el Espíritu había
hecho brotar el fuego de Pentecostés, y el nuevo Israel se había abierto a los
gentiles.
Ahora
comienza la gran misión de Pablo. Recluta primero a un discípulo, Timoteo, hijo
de un griego y de una judía, y, deseoso de
hacer ver la continuidad entre la Iglesia de Jerusalén y su misión, le
circuncida. Al mismo tiempo, comunica a las comunidades las decisiones de
Jerusalén.
·
Salmo 99: “Aclama al Señor tierra entera”.
El salmo 99 invita a la
llamada universal.
EVANGELIO
DEL DÍA
Juan
15,18-21
“Dijo Jesús a sus discípulos: “Si el mundo os odia,
sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el
mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he
escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os
dije: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a
vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la
vuestra”. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no
conocen al que me envió”.
REFLEXIÓN
En
profundo contraste con el evangelio de ayer, cuyo tema era el amor de Jesús a sus
amigos y de éstos entre sí, el de hoy, constata el odio del mundo a los
discípulos de Cristo. Pero esto forma también parte de la comunión de vida con
Jesús. El tema hace eco a la experiencia de la persecución que las primeras
comunidades tenían ya cuando se escribió el cuarto evangelio; persecución
proveniente de la sinagoga judía y también, incipientemente, del imperio
romano.
Pero el cristiano que vive en el
mundo tiene razones para la serena esperanza en medio de la tribulación: Cristo
le ha precedido en esta experiencia, y él ha salido vencedor. “Si el mundo os
odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo,
éste os amaría como cosa suya; pero como no sois del mundo, el mundo os odia