“…el que
no está contra nosotros está a favor nuestro”
27 DE
SEPTIEMBRE
DOMINGO XXVI
DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
1ª Lectura:
Números 11,25-29
¿Estás celoso
de mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
Salmo 18:
“Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón”
2ª Lectura:
Santiago 5,1-6
Vuestra
riqueza está corrompida.
PALABRA DEL
DÍA
Marcos 9,38-43.45.47-48
“En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: -Maestro, hemos visto a
uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no
es de los nuestros. Jesús respondió: -No se lo impidáis, porque uno que hace
milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra
nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua,
porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que
escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen
en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer,
córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al
infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más
te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y,
si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de
Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y
el fuego no se apaga”.
Versión para
América Latina, extraída de la biblia del Pueblo de Dios.
“Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que
expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los
nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie
puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de
beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que
tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler
y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más
te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego
inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más
te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la
Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque
más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con
tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
REFLEXIÓN
Jesús, en el evangelio de san Marcos, aprovecha alguna de
las cuestiones que se le plantean no sólo para resolverlas puntualmente y salir
del paso, sino también para aleccionar a sus discípulos, y también a nosotros,
sobre cómo tienen que ser sus comportamientos y sus relaciones para con los
demás.
Hoy la pregunta de Juan a Jesús es sobre qué hay que
hacer con aquellos que hacen obras buenas, obras con la fuerza y el nombre de
Jesús –como nosotros- pero que, de hecho, no son “de los nuestros”. Estas
situaciones son las que siempre han despertado en nosotros recelos, envidias y
celos. Y más aún en los grupos o colectivos, donde a menudo se generan las
rivalidades, el espíritu gregario o los sectarismos. Los celos y las envidias
están muy presentes en nuestras relaciones, tanto a nivel personal como familiar,
tanto a nivel de grupo como a nivel comunitario, tanto a nivel social como
político, tanto a nivel eclesial como interreligioso. Todos tenemos la
tendencia a encerrarnos y a ser bastante exclusivistas.
En nuestra sociedad actual se ha ido imponiendo cada vez
más el espíritu de la tolerancia como un valor ante los demás, los diferentes,
y sobre todo ante los que “no son de los nuestros”, como dice hoy el evangelio.
Es cierto que ya es una muy buena respuesta. Pero la tolerancia, hace
referencia más propiamente a lo que se tiene que soportar, aguantar o
consentir, que a lo que –como nos dice hoy Jesús- se tiene que aceptar y asumir
como una realidad que es positiva y enriquecedora en sí misma. Como un hecho
que, lejos de restar energías, viene a sumar esfuerzos. La frase de Jesús,
cuando dice que “el que no está contra nosotros está a favor nuestro” es
suficientemente definitoria.
Por tanto, la solución de Jesús va mucho más allá de una
pura tolerancia, entendida como una resignación ante aquellas realidades que no
se pueden controlar. Jesús nos anima a tomar postura y a comprometernos. En estas
cosas no valen las medias tintas de aquel que no se posiciona nunca, sino que
hay que tomar partido, tenemos que estar a favor o en contra del bien. Una vez
más debemos recordar que creer es comprometerse y, por tanto, es tomar una determinación
de cooperación a favor de todo aquello que sea bueno, venga de donde venga. De
hecho hoy, Jesús, propone dos cosas muy distintas al lado de una pasiva
tolerancia.
En primer lugar, Jesús propone la aceptación de toda
realidad que sea buena y de toda persona que haga el bien bajo la fórmula de la
acogida: “El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os
aseguro que no se quedará sin recompensa”.
En segundo lugar, Jesús nos propone que nos sintamos
pequeños e indefensos. Es decir, que seamos humildes ante los demás. Si nos
sentimos pequeños seguro que defenderemos a los indefensos. En cambio, si
pensamos que nosotros somos los grandes, entonces creeremos que sólo nosotros
tenemos el monopolio de hacer el bien y, por tanto, acabaremos regulando todo
el mercado, pues ésta era la tentación del discípulo Juan y muchas veces también
es nuestra tentación.
Y Jesús no sólo nos propone que seamos pequeños, sino que
no escandalicemos a los pequeños: “El que escandalice a uno de estos pequeños
que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y
lo echasen al mar”.
ENTRA EN TU
INTERIOR
La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un
problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de los
dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el
grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción
liberadora (Mc 9, 38-43. 45. 47-48).
Vienen preocupados. Un exorcista, no integrado en el grupo, está echando
demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que la gente quede
curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su
propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su
única razón: «no es de los nuestros».
Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con
su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a
Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es
realmente así? ¿Qué piensa Jesús?
Sus primeras palabras son rotundas: «No se lo impidáis». El Nombre de
Jesús y su fuerza humanizadora son más importantes que el pequeño grupo de sus
discípulos. Es bueno que la salvación que trae Jesús se extienda más allá de la
Iglesia establecida y ayude a las gentes a vivir de manera más humana. Nadie ha
de verla como una competencia desleal.
Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha constituido
su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una escuela
cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar
su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.
No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que son nuestros
y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que pueden actuar en
su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente:
«El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que trabajan por un
mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes,
pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Son de los
nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento. Los hemos
de apoyar en vez de descalificar.
Es un error vivir en la Iglesia viendo en todas partes hostilidad y
maldad, creyendo ingenuamente que solo nosotros somos portadores del Espíritu
de Jesús. El no nos aprobaría. Nos invitaría a colaborar con alegría con todos
los que viven de manera evangélica y se preocupan de los más pobres y
necesitados.
José Antonio Pagola
ORA EN TU
INTERIOR
Las palabras más duras del
evangelio que hemos proclamado hoy se dirigen contra el enemigo que llevamos
dentro de nosotros mismos, y no contra el enemigo que buscamos para salvaguardar
nuestros intereses y dominio. Jesús nos invita a desprendernos de todo aquello
que está contra nosotros entre nuestras propias ideas y actitudes, una vez que
hemos asumido que vale más confiar en Dios y en su proyecto universal que en
las certezas e intereses propios.
El Reino de Dios, precedido por sus
signos frente al sufrimiento y al mal del mundo (echa demonios), instaura una
nueva forma de relacionarse, que ya no pasa por el ejercicio soberbio de poder
sino por la sencillez de la fe en las personas y en uno mismo: la amistad, en
definitiva. Los extraños y distintos pueden ser entonces amigos; y uno mismo,
muchas veces también desconocido para sí, ha de ser espacio de reconciliación y
fidelidad personal.
ORACIÓN
Señor, tu bendita obsesión es la
expansión del Reino de Dios para que los hombres se salven. Por eso, cualquier
ayuda que lo haga posible, es bienvenida. Por eso, el que favorezca a los que
evangelizan tendrá su premio. Por eso, el que escandaliza a un pequeño, que tan
bien acoge tu mensaje, lo tiene difícil.
Por eso, todo lo que me impida serte fiel, fuera de mí. Aunque me cueste
sangre. Lo primer es antes.
"El que escandalice a uno de
estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una
piedra de molino y lo echasen al mar".
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