lunes, 13 de julio de 2015

19 DE JULIO: XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.




“Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma”.
DOMINGO 19 DE JULIO
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
1ª Lectura: Jeremías 23,1-6
Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores.
Salmo 22: “el Señor es mi pastor, nada me falta”.
2ª Lectura: Efesios 2,13-18
Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 6,30-34
“En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: -venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, vio Jesús un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas”.
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.”
REFELXIÓN
            El Evangelio nos presenta a los Doce que comparten con Jesús la misma misión: anunciar y curar. Cumplida su misión, se reagrupan en torno a él para hacer un balance de lo realizado. Jesús les invita a descansar: “No tenían tiempo ni para comer”. Lo importante y prioritario en la tarea pastoral es cuidar al pastor.
            Encontrar ratos de descanso, saber descansar, se nos presenta como una necesidad vital. Hay que saber descansar, ya que el cansancio que más nos está afectando es un tipo de cansancio mucho más hondo que el físico; es un cansancio existencial, que consiste en realizar actividades sin saber “por qué”, ni “para qué”, ni sus consecuencias; es un vivir vacío, sin sentido. Descansar es saber parar para vivir, reír, ser, compartir, querer… Pero no es nada fácil descansar. Los problemas nos absorben y perdemos horizontes y visión. Estamos rodeados de mucho ruido fuera y dentro de nosotros, que nos incapacita para reflexionar y contemplar. Por eso, es preciso que tomemos distancia para conseguir tener calma, para que miremos con objetividad todo lo que sucede a nuestro alrededor. Descansar es disfrutar de manera sencilla, cordial, entrañable, del regalo de la existencia; es hacer las paces en nuestro interior, reencontrarnos con lo mejor de nosotros mismos y posibilitar que reaparezca la capacidad de saber mirar y observar, es lo que se llama “contemplación", a fin de descubrir toda esa vida rica que no se ve, pero que está ahí.
ENTRA EN TU INTERIOR
C0M0 0VEJAS SIN PASTOR
       Los discípulos, enviados por Jesús para anunciar su Evangelio, vuelven entusiasmados. Les falta tiempo para contar a su Maestro todo lo que han hecho y enseñado. Al parecer, Jesús quiere escucharlos con calma y los invita a retirarse «ellos solos a un sitio tranquilo a descansar un poco».
       La gente les estropea todo su plan. De todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible aquella reunión tranquila que había proyectado Jesús a solas con sus discípulos más cercanos. Para cuando llegan al lugar, la muchedumbre lo ha invadido todo. ¿Cómo reaccionará Jesús?
       El evangelista describe con detalle su actitud. A Jesús nunca le estorba la gente. Fija su mirada en la multitud. Sabe mirar, no sólo a las personas concretas y cercanas, sino también a esa masa de gente formada por hombres y mujeres sin voz, sin rostro y sin importancia especial. Enseguida se despierta en él la compasión. No lo puede evitar. «Le dio lástima de ellos ». Los lleva todos muy dentro de su corazón.
       Nunca los abandonará. Los «ve como ovejas sin pastor»: gentes sin guías para descubrir el camino, sin profetas para escuchar la voz de Dios. Por eso, «se puso a enseñarles con calma», dedicándoles tiempo y atención para alimentarlos con su Palabra curadora.
       Un día tendremos que revisar ante Jesús, nuestro único Señor, cómo miramos y tratamos a esas muchedumbres que se nos están marchando poco a poco de la Iglesia, tal vez porque no escuchan entre nosotros su Evangelio y porque ya no les dicen nada nuestros discursos, comunicados y declaraciones.
       Personas sencillas y buenas a las que estamos decepcionando porque no ven en nosotros la compasión de Jesús. Creyentes que no saben a quién acudir ni qué caminos seguir para encontrarse con un Dios más humano que el que perciben entre nosotros. Cristianos que se callan porque saben que su palabra no será tenida en cuenta por nadie importante en la Iglesia.
       Un día el rostro de esta Iglesia cambiará. Aprenderá a actuar con más compasión; se olvidará de sus propios discursos y se pondrá a escuchar el sufrimiento de la gente. Jesús tiene fuerza para transformar nuestros corazones y renovar nuestras comunidades.

José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR    
            El Evangelio nos narra el regreso de los doce, muy contentos de su misión evangelizadora. Jesús ante el acoso del pueblo, les propone descansar en un lugar solitario, solos. Pero, al llegar al lugar que creían solitario, se encuentran con una gran muchedumbre. Jesús se da cuenta de la situación del pueblo y esto le provoca el mismo sentimiento que tuvo al encontrarse con el leproso; es la reacción propia del amor tierno ante la miseria y la degradación de la gente. Sentimiento que en el antiguo testamento se atribuye a Dios. Lo que conmueve a Jesús es que la multitud estaba como ovejas sin pastor, desorientada por el abandono de los dirigentes, Jesús asume el papel del buen Pastor.
           Hoy quizás nos encontremos igual, abandonados por nuestros dirigentes, tanto políticos, que su misión es representarnos y defendernos, como religiosos, que su misión es no perder nunca la capacidad de la denuncia profética a tiempo y a destiempo.
            Jesucristo es el único y verdadero pastor. A los demás se les llama pastores del pueblo en cuanto que le representan o mejor transparentan sus rasgos. Un rasgo a representar es la “compasión”, ser capaz de compartir los sentimientos de los hermanos. Pues esto significa el término “compasión”: abrazar con todas tus fuerzas y con toda tu vida los sentimientos o la situación del otro, hasta el punto de hacerlos tuyos; sintonizar con la pena, el dolor o miseria ajenas. Es lo que dice san Pablo: “con los que ríen, estad alegres; con, los que lloran, llorad… No tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente sencilla”. Esta cercanía vivencial y acogida cordial y compasiva es tan fundamental y tan prioritaria que pide interrumpir el descanso y acercarse con calma a escuchar y compartir la situación de necesidad del otro. Así es como actuó Jesús, el verdadero pastor.
ORACIÓN FINAL
            Muéstrate propicio a tu pueblo, Señor, y a quienes has iniciado en los misterios del reino concédeles abandonar el pecado y pasar a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imagen de Fano
"Sin Pastor"
 


 

 

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