“Maestro,
que pueda ver”.
25 DE OCTUBRE
DOMINGO XXX
DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
1ª Lectura:
Jeremías 31,7-9
Guiaréentre consuelos a los ciegos y cojos.
Guiaréentre consuelos a los ciegos y cojos.
Salmo 125:
“El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
2ª Lectura:
Hebreos 5,1-6
Tú eres sacerdote eterno, según elrito de Melquisedec.
Tú eres sacerdote eterno, según elrito de Melquisedec.
PALABRA DEL
DÍA
Marcos
10,46-52
“En aquel tiempo, al salir de Jericó con sus discípulos y
bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde
del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí. Muchos lo regañaban para que se
callara. Pero él gritaba más: -Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se
detuvo y dijo: -Llamadlo. Llamaron al ciego, diciéndole: -Ánimo, levántate, que
te llama. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:
-¿qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: -Maestro, que pueda ver.
Jesús le dijo: -anda, tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino”.
Versión parta
América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí,
acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo,
un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a
gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”.
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más
fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”.
Jesús se detuvo y dijo:“Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego
y le dijeron: “¡Ánimo, levántate! Él te llama”.
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y
fue hacia él.
Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él
respondió: “Maestro, que yo pueda ver”.
Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida
comenzó a ver y lo siguió por el camino”.
REFLEXIÓN
Como dice el refranero popular: no hay peor ciego que aquel que no quiere
ver. En este caso la gente que seguía a Jesús le seguía a él, pero no habían
entendido su mensaje, y antes que convertirse en intercesores del pobre ciego
ante Jesús, se convierten –creyendo que así son más fieles a Jesús- en
auténticos distanciadores del ciego. Tanto es así que el ciego tiene ahora dos
problemas; ni puede ver a Jesús, ni se le puede acercar. La imagen es tan
gráfica que, si fuera un acontecimiento real en la vida de Jesús, parecería más
bien una auténtica parábola.
Este ejemplo nos debería hacer pensar en cuántas veces nosotros como
comunidad cristiana y como Iglesia, ejercemos también esta pastoral disuasoria.
Sabemos perfectamente aquellos que no se pueden acercar a Jesús: los niños, los
ciegos, los leprosos, los pecadores públicos, los que son causa de escándalo.
Jesús nos sorprende y no sólo se acerca él mismo, personalmente, a ellos, sino
que incluso algunas veces, para enseñarnos a nosotros lo que tenemos que hacer,
hace que seamos nosotros mismos los que los llevemos a él. Ésta es la gran
lección del evangelio de hoy. Más que marginar y distanciar, lo que tenemos que
hacer es vencer nuestra ceguera y acercar a los demás, especialmente a los que
tienen más dificultades hasta Jesús.
Si el ciego gritaba elogios a Jesús, como es llamarlo “Hijo de David”,
rogándole al mismo tiempo que se compadeciera de él mientras la gente le
regañaba, parece que Jesús también tiene que hacer oír su voz y hace que la
multitud también se vea obligada a llamar al ciego. Es entonces, en este
intercambio de gritos y de palabras, cuando la gente descubre el auténtico
mensaje de Jesús: “Ánimo, levántate, que te llama”.
ENTRA EN TU
INTERIOR
CON OJOS
NUEVOS
La curación del ciego Bartimeo está narrada por Marcos para urgir a las
comunidades cristianas a salir de su ceguera y mediocridad. Solo así seguirán a
Jesús por el camino del evangelio. El relato es de sorprendente actualidad para
la Iglesia de nuestros días.
Bartimeo es “un mendigo ciego sentado al borde del camino”. En su vida
siempre es de noche. Ha oído hablar de Jesús, pero no conoce su rostro. No
puede seguirle. Está junto al camino por el que marcha él, pero está fuera. ¿No
es esta nuestra situación? ¿Cristianos ciegos, sentados junto al camino,
incapaces de seguir a Jesús?
Entre nosotros es de noche. Desconocemos a Jesús. Nos falta luz para
seguir su camino. Ignoramos hacia dónde se encamina la Iglesia. No sabemos
siquiera qué futuro queremos para ella, instalados en una religión que no logra
convertirnos en seguidores de Jesús, vivimos junto al evangelio, pero fuera.
¿Qué podemos hacer?
A pesar de su ceguera, Bartimeo capta que Jesús está pasando cerca de él.
No duda un instante. Algo le dice que en Jesús está su salvación: “Jesús, Hijo
de David, ten compasión de mí”. Este grito repetido con fe va a desencadenar su
curación.
Hoy se oye en la Iglesia quejas y lamentos, críticas, protestas y mutuas
descalificaciones. No se escucha la oración humilde y confiada del ciego. Se
nos ha olvidado que solo Jesús puede salvar a esta Iglesia. No percibimos su
presencia cercana. Solo creemos en nosotros.
El ciego no ve, pero sabe escuchar la voz de Jesús que le llega a través
de sus enviados: “Ánimo, levántate, que te llama”. Este es el clima que
necesitamos crear en la Iglesia. Animarnos mutuamente a reaccionar. No seguir
instalados en una religión convencional. Volver a Jesús que nos está llamando.
Este es el primer objetivo pastoral.
El ciego reacciona de forma admirable: suelta el manto que le impide
levantarse, da un salto en medio de su oscuridad y se acerca a Jesús. De su
corazón solo brota una petición: “Maestro, que pueda ver”. Si sus ojos se
abren, todo cambiará. El relato concluye diciendo que el ciego recobró la vista
y “le seguía por el camino”.
Esta es la curación que necesitamos hoy los cristianos. El salto
cualitativo que puede cambiar a la Iglesia. Si cambia nuestro modo de mirar a
Jesús, si leemos su evangelio con ojos nuevos, si captamos la originalidad de
su mensaje y nos apasionamos con su proyecto de un modo más humano, la fuerza
de Jesús nos arrastrará. Nuestras comunidades conocerán la alegría de vivir
siguiéndole de cerca.
José Antonio Pagola.
ORA EN TU
INTERIOR
Éste es el mensaje que nosotros, como fieles seguidores de Jesús en el
siglo XXI y en este Jubileo de la Misericordia que comenzaremos el 8 de diciembre,, tenemos que decir y repetir. Nosotros también
estamos llamados y tenemos la misión de hacer levantar a la humanidad y
acompañarla hasta Jesús. Ésta es la tarea de los seguidores y de los discípulos
de Jesús. Y ésta es también ahora la misión de la Iglesia en el mundo. Nuestro
discurso (con las palabras) y nuestras acciones (con la vida y el ejemplo)
tienen que invitar a los que viven alejados de nuestra sociedad o distanciados
de Jesús a poder levantarse de sus marginaciones sociales y poder acercarse a
él. Frecuentemente parece como si los gritos de nuestro mundo, como los del
ciego del evangelio de hoy, nos estorbasen. Demasiado a menudo parece que
nosotros, como Iglesia y como comunidad, hacemos callar los gritos del mundo
pero no los sabemos incorporar ni tampoco los sabemos conducir hacia Jesús.
Por eso, en el fondo, la curación del ciego Bartimeo es un anuncio de la
curación que Jesús nos propone a todos, porque de hecho nos propone una nueva
mirada sobre el mundo, sobre el camino de la vida y sobre aquellos que quedan
al margen, responsabilizándonos de todos ellos. Pidámosle también al Señor, que
tenga piedad de nosotros y que haga que cada vez veamos más. ¡Maestro, que
pueda ver!
ORACIÓN
Aquí estoy, Señor, como
el ciego al borde del camino…
Cansado, sudoroso,
polvoriento, mendigo por necesidad y por oficio.
Pasas a mi lado y no te
veo.
Tengo los ojos cerrados
a la luz.
Costumbre, dolor,
desaliento…
Sobre ellos han crecido
duras escamas que me impiden verte.
¡Que vea, Señor, tus
sendas!
¡Que vea, Señor, los
caminos de la vida!
¡Que vea, Señor, ante
todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón!
Florentino Uribarri en
(Hoja Dominical Eucaristía)
Expliquemos
el evangelio a los niños
Imágenes de
Fano
No hay comentarios:
Publicar un comentario